FICTION TV
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

Capítulo 11: Camino a Santa Bárbara

Ir abajo

Capítulo 11: Camino a Santa Bárbara Empty Capítulo 11: Camino a Santa Bárbara

Mensaje por jerycz Jue Dic 27, 2012 9:03 pm



Capítulo 11: Camino a Santa Bárbara Federico


- ¿Hasta cuándo te quedas?

La pregunta que hizo Fred desde la cocina rebotó varias veces en Fernando, y no sabía que contestar.
Había hablado en la mañana con Castañeda. Aún cuando este lo recibió con cordialidad, tenía la impresión de que, de igual modo, parecía sorprendido. De todas formas, el asunto por el cual había venido lo pudo zanjar, pero no tenía ninguna intensión de irse tan pronto.

- ¿Y? – lo urgió Federico volviendo a la sala donde se encontraba su invitado trayendo, ahora, un par de tazas de café.

- No lo sé… - indico extendiendo una mano para recibir una tacita – lo cierto es que no tengo ningún apuro de irme.

- ¡No te vayas, entonces! – exclamó este acomodándose en un regio sillón frente a su amigo - ¡acompáñame a Reñaca a pasar el fin de semana!

- Podría ser… - y agitando brevemente el contenido que iba a beber inquirió - ¿estará Nicole y su séquito de amiguitas?

Aún cuando le agradaba a muerte la idea de distraerse en alguna fiestecilla, lo cierto es que no le antojaba para nada encontrarse con esa chica.

Cualquiera que quisiera inmiscuir en su vida, o traspasar la delgada línea de la posesión, quedaba descartada de su lista para siempre.

- No, para nada… - le aseguro Federico con una leve sonrisa – no te preocupes.

- ¿Interrumpo?

Con una mirada ensoñadora, Mel observo a los dos hombres que le dedicaron una amable sonrisa.

- ¡Llegaste hermanita! – profirió Fred con un poco de chanza - ¿cómo estuvo el evento?

- ¡Aburrido hasta decir basta! – resopló está con un deje de cansancio, y luego de sacarse los zapatos, se acercó a Fernando para saludarlo - ¿y tú? ¿qué te habías hecho?

- Nada… he estado demasiado ocupado en la mina.

- Ya mi hermano te extrañaba una enormidad… - sentándose al lado de su hermano, Melanie Mackenzie tomó la taza de Federico y le dio un sorbo - ¿y cómo te ha ido?

- Bien… bien… no me quejo.

- Lo estoy invitando para ir a Reñaca a la casa de la tía Matilde… - señaló Fred con una sonrisa traviesa - ¡y así animamos ese encuentro familiar!

Federico se refería a una antigua costumbre de su familia de reunirse una vez al año en la casa de su tía Matilde, la tía con más edad de entre los suyos. Por regla general, aquella reunión era sólo para los parientes, pero a medida que ha ido pasando el tiempo el grupo fue reduciéndose, por lo que la inclusión de amigos fue bien vista por el resto de la parentela.

- ¡Qué buena idea! – exclamó con alegría Mel - ¡ojalá y Ariel alcance a llegar para que me acompañe!

- Bien… - irguiéndose con prontitud, Fernando dejó la taza sobre la pequeña mesa de centro y miró a sus anfitriones con fingida aflicción – mañana es otro día que hay que trabajar y soy pésimo levantándome temprano.

- Pero otro rato no te va dañar… - comenzó diciendo Federico, con ademán amable.

- Mañana te llamo.

Sin darles tiempo para siguieran insistiendo, Fernando se despidió con rapidez.

Sintiéndome de lo más ermitaño, su único deseo era poder estar completamente solo.

Capítulo 11: Camino a Santa Bárbara Fernando6



Capítulo 11: Camino a Santa Bárbara Manuel5


- ¿A sí que vives en Puerto Azul?

Manuel esbozo una sonrisa curiosa mientras intentaba conducir y mirar a la mujer que estaba su lado.

Habían estado más de tres horas en el restaurant de Many, y ya había empezado a anochecer. Santa Bárbara quedaba a media hora, y creía conveniente de que la chica descansara.

- A sí es – respondió Ariel, moviendo los ojos con chanza.

- ¿Y hace cuanto que trabajas en Aluz?
- No estoy muy segura… - la muchacha pestañeó en tanto pensaba – unos tres o cuatros años más o menos.

No deseaba nombrar que antes había estado en una multinacional con la que pretendía irse del país. Había logrado un buen puesto, y se había hecho de un nombre en poco tiempo… hasta que conoció a Morgan Aluz.

Con halagos y mentiras, él la había convencido para que emigrara a su compañía descubriendo en el camino que jamás una mujer como ella podría ser suficiente para un hombre como él: el hijo del dueño de una de las empresas más importantes de América Latina.

- ¿De qué? – quiso saber él.

Una chica tan bonita como ella debía ser una alta ejecutiva, o por el contrario, una de esas secretarias top de empresas tan importantes como esa.

- De administrativa – respondió ella simplemente.

Por alguna razón, consideraba que no era una buena idea impresionar a Manuel con su cargo de Ingeniero jefe en proyectos. Recordaba vagamente que su amigo fue, desde pequeño, muy competitivo, por lo pensó ser más cauta.

- Entonces… - Manuel esbozo una sonrisa traviesa – eres como la secretaria de esos tipos.

- Algo así – dijo intentando no ser muy precisa. Lo cierto es que a cualquiera de ellos, si le daba la gana, podía sacarlos volando de la empresa.

- Dicen las malas lenguas que es la empresa más fuertes en su rubro – Manuel hizo un gesto con la nariz como si lo dudará - ¿es verdad?

- Creo que sí… – resopló Ariel mirándolo de perfil, e intentando no ser demasiado obvia, frunció levemente el ojo izquierdo para observar la perfección de su mandíbula y nariz.

Todavía le parecía imposible creer aquel hombre tan guapo fuera el mismo Manuel de su niñez. El mismo de cuerpo delgado y ojos hundidos, y el mismo que, en un partido de fútbol, vivía en el suelo de tantas barreras que le daban.

- Hace un mes que postule a esa empresa… – Manuel sonrió para sí en tanto observaba la carretera – para Ingeniero eléctrico… espero pronto recibir una respuesta… me sería de mucha ayuda si sabes quién es la persona encargada.

- Pues… – susurró ella – Jorge Contardo, el jefe de personal.

Mordiéndose los labios, Ariel volvió su rostro hacia la ventanilla.

Es bastante probable que pudiera hacer que a Manuel lo integran en alguno de los nuevos proyectos de pilotaje de máquinas excavadoras. Sería cosa que se lo solicitara a Contardo; aquel viejecillo respetaba mucho sus palabras…

Sin embargo, podría ponerse en evidencia. Aquel mundillo de Aluz era como un pañuelo capaz de estrangularla.

- Si me contratan… – repuso Manuel con tono alegre mientras ella observaba la tenue silueta de los árboles – te voy a invitar a comer… conozco muy buenos sitios en Puerto Azul que estoy seguro te van a encantar.

- Claro – expresó Ariel, sintiendo que el sueño y el cansancio de muchas noches sin dormir comenzaba a apoderarse de ella.

Reclinándose en el asiento, cerró levemente los ojos. Sólo un momentito, y luego podría sentirse mejor.

- ¿Estás cansada? – inquirió Manuel mirándola de soslayo al notarla tan callada.

- Creo que sí… - murmuró bajito – pero sólo un poquito.

Acomodándose mejor, la mujer junto las manos bajo su rostro, y dejó que el suave sopor la envolviera en una agradable tranquilidad.

Capítulo 11: Camino a Santa Bárbara Ariel2s

jerycz
jerycz

Mensajes : 588
Fecha de inscripción : 24/07/2011

Volver arriba Ir abajo

Volver arriba

- Temas similares

 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.