Cap 25 - Espía infiltrada
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Cap 25 - Espía infiltrada
Capítulo 25 - Espía infiltrada
* * *
Mansión SanRoman.
Biblioteca.
Darío dejó dormir a Vanessa y bajó a la biblioteca para llamar a Demetrio. Demetrio estaba en el departamento protección de la DEA, con Catalina, pero eso Darío no lo sabe. A Demetrio le suena el célular. Queda por ratos viendo el célular. En la pantalla le aparece el nombre de Darío. El comisario Juan ya había rastreado todos los célulares de los testigos. Le hace seña a Demetrio para que tome la llamada. Demetrio levanta el célular y contesta temerosamente.
DEMETRIO: ¡¿Bueno?!
DARIO: ¡Qué bueno que me contestas, Demetrio! ¿Por qué te tardaste tanto?
DEMETRIO: Pues... (sin saber que decir, inventa) estaba con mi mujer. Por eso... sí, por eso. Ya sabes...
DARIO: (riendo) Pillo... jaja... y yo como maleducado interrumpí ¿no? Pues ya los voy a dejar para que sigan sus asuntitos. Solo te quiería decir que quiero verte hoy mismo! ¡Hay cosas que quiero platicarlas contigo!
(Demetrio no contesta nada, se queda inmóvil viendo al comisario quien hacía señas que ‘’si’’ con la cabeza.)
DARIO: ¿Demetrio? ¿Por qué no contestas, hombre?
ENTRADA:
Protección DEA.
DEMETRIO: Noo... no pasa nada. Por supuesto que nos podemos ver. ¡Tú dime dónde!
DARIO: Pues... nos podemos ver en una hora en la cafetería de siempre.
DEMETRIO: Está bien, allí estaré.
-Los dos cuelgan. Demetrio parecía asustado.-
DEMETRIO: ¿Y ahora qué hacemos?
JUAN: ¡Tenemos una hora para prepararte! Serás nuestra espía infiltrada. Tienes que sacarle mucha información sobre los movimientos que va a dar. ¡No te preocupes! Nosotros estarémos allí por si se pone grueso el asunto.
DEMETRIO: ¡Gracías!
* * *
Dentro de una hora.
En la cafetería.
Darío llega antes y está sentado en la mesa de siempre tomando un café. Ni sabía lo que le espera. Demetrio llega. Con él, venían en el coche el comisario y unos policías. El coche estaciona y Demetrio se baja. Se acomoda la ropa, suspira hondo y entra en el restaurante. Mira por allí y va a la mesa dónde lo esperaba Darío. Éste se levanta. Se dan las manos. Demetrio estaba nervioso.
DARIO: -nota la actitud de Demetrio- ¿Qué te pasa? Te noto raro...
DEMETRIO: -portandose de lo más normal- Noo, son imaginaciones tuyas...
DARIO: Bueno... entonces ¡sentémonos!
-Los dos se sientan. Darío pide un café para Demetrio también. Unos policías encubiertos, vestidos civil, entran a la cafetería y se sientan en una mesa apartada, pero que a la vez podían escuchar la conversación de los dos. Los policías parecían personas normales en apariencia. Justo eso éra el rollo: aparentar ser gente común y corriente.-
DEMETRIO: -venciendo el temor, le pregunta- Bueno, y al final, ¿para qué me citaste aquí?
DARIO: -mira por allí para asegurarse que nadie los escucha- Sí. La verdad es que necesito que me ayudes en un negocio.
DEMETRIO: ¡Cláro, tú dirás!
DARIO: -nuevamente mira por allí para asegurarse que nadie los escucha; en vano, porqué los policías están todo oídos- Me va a llegar una mercansilla de Brasil y tengo que depositarla, pero ya sabes... –por el lado pasa una mujer; Darío calla, se asegura que la mujer se fue y sigue- no tengo espacio! Quisiera saber si tú... ya sabes... tienes libre esa cabaña que tenías en el Ajusco.
DEMETRIO: ¿¿Qué?? –en shock- ¿Piensas meterla allí?
DARIO: -enfurece- ¡Baja la voz! Sí, la necesito... será por poco tiempo.
DEMETRIO: -dudando- No se...
DARIO: ¡Vamos, hombre, piénsalo! Tampoco aceptas si te digo que recibirás una buena cantitad?
DEMETRIO: -mira por la ventana, y de la mesa donde estaban los policías, uno le hace señas que acepte- Pues... –al fin acepta- ¡Acepto!
DARIO: ¡Perfecto! –se levantan y se dan las manos- Yo te aviso cuando va a llegar!
DEMETRIO: Está bien.
DARIO: Ahorita... –cojen las copas y las levantan- ¡Salud!
-Los dos brindan. Música incidental de fondo. Darío cayó en la trampa.-
-MUSICA INCIDENTAL (SOLO ESCUCHAR, NO VER EL VIDEO!)-
* * *
Mansión SanRoman. Exteriores.
Vanessa sale de la mansión. Aparentemente quiería ir al centro comercial. Afuera de la mansión estaban los dos agentes. La ven salir de la mansión y platicaban dentro del trailer.
BEQUEX: ¡Ve! ¡Procura un encuentro ‘’casual’’ con esta mujer! Es nuestra única oportunidad.
URQUIA: -haciendose el confundido- ¿Hacer qué? ¡Con mucho gusto! Pero... ¿ahora?
BEQUEX: -dando orden- ¡Ahora! Es nuestra única oportunidad.
URQUIA: ¡Voy!
-Urquía obedece, se baja del trailer, sube nuevamente para coger unas hojas que se le olvidaron y va en dirección hacia la mujer. Para alcanzarla tiene que correr unos metros que desde que hablaban la mujer había avanzado.-
* * *
Departamento David.
Daniela había citado al abogado de su marido, Armando Ferrer (OliX). En el salón, los dos estaban sentados al sofá, tomando unos cafés. David se encontraba en la oficina.
ARMANDO: ¿Para qué soy bueno?
DANIELA: Voy a ser breve. Y ojalá seas incorruptible.
ARMANDO: ¡Me ofendas! Yo trabajo limpio.
DANIELA: Entonces nos vamos a llevar muy bien. –los dos sonrien- Necesito que me divorcies cuanto antes de Darío.
ARMANDO: Cuanto antes, cuanto antes, no lo se... Depende... si él no quiere dartelo, tendrémos que ir a juicio y eso tomará tiempo.
DANIELA: Lo se... –suspira, desanimada- ¡Procura que acepte, porfavor!
ARMANDO: ¡Voy a hacer lo imposible para que acepte!
DANIELA: ¡Gracías!
ARMANDO: Y... te puedo preguntar... ¿por qué quieres tanto el divorcio?
DANIELA: -suspira- Digamos que me dí cuenta del tipo de persona que es mi marido. Núnca me amó. Más bien no ama a nadie; solo a sí mismo.
ARMANDO: Tienes que tener muy buenas razones para que nosotros ganemos el juicio!
DANIELA: ¡No te preocupes! ¡Las vamos a tener!
ARMANDO: -se levanta cogiendo su maletín- Bueno, cualquier cosa me llamas! Me voy que ahorita tengo una junta muy importante. –toma la última gota de café- ¡Gracías por el café!
DANIELA: De que doctor...
-Daniela acompaña hasta la puerta al licenciado. Armando sale.-
* * *
Mansión SanRoman. Exteriores.
Urquía había alcanzado a Vanessa. Para tener una excusa para retenerla, hizo que le cayera una hoja al piso. Cuando estaba cerca de la mujer, se agachó, cogió la hoja y llamó a la señorita.
URQUIA: ¡Señorita! –Vanessa se dió la vuelta y lo miró extrañada- Se le cayó esto! –lo dijo mientras le estiraba la mano con la hoja-
VANESSA: -lo miraba confundida, pero a la vez, los dos sonreían- Disculpe... pero creo que no es mía! –mirando la hoja y, en definitivo, no la reconoce- Sí, no es mía!
URQUIA: -se lleva la hoja- ¡Disculpeme! Fue mi equivocación. Nuevamente le pido perdón, señorita... –sin saber que nombre decirle-
VANESSA: -le sonreía a Urquía- Vanessa. Vanessa Steelman.
URQUIA: -como un caballero que es, le besa la mano- El gusto es mío, señorita Steelman. Mi nombre es Urquía. Juan Carlos Urquía.
VANESSA: Puede decirme Vanessa a secas.
URQUIA: -los dos sonreían- Igualmente. Me puede llamar por mi nombre. ¿Qué le parece si de paso le invito a tomar un café?
VANESSA: -sonreía, pero en realidad analizaba la ropa y el carro del agente para ver si tenía dinero- ¡Con mucho gusto!
URQUIA: ¡Vamos!
-Los dos van hacia el coche del agente. Urquía la sube en el auto y luego se sube él.-
* * *
Trailer.
En el trailer, Bequex estaba mirando lo que sucedía y no podía entender adónde se va a llevar Urquía a la mujer. Hablaba con el chofer.
BEQUEX: No entiendo ¿qué demonios tiene Urquía en la cabeza? ¿Comida de gallinas? ¿Adónde será que piensa llevar a esa mujer?
CHOFER: -estaba fumando un cigarillo con la ventana abierta y con la mano con el cigarro afuera; miraba la pantalla- ¡No lo se! Puede que la habrá sacado para tomar algún café y sacarle más información.
BEQUEX: -irónico- La única modalidad de sacar información para Urquía es la cama. Así que no creo que hayan ido a algo bueno. Además viste como se miraban...
CHOFER: -sonriendo- ¡Estás celoso! –rísas-
BEQUEX: -sério- ¡No seas estúpido! Nosotros estamos en una misión y no nos podemos permitir perder el tiempo con tonterías.
CHOFER: Sí, cláro... ¡estás celoso! –rísas-
BEQUEX: Ya...
* * *
En la tarde.
Departamento protección DEA.
Demetrio había llegado. Los demás le preguntan como le fue, pero la interrogación comienza con el comisario, quien estaba curioso en el plan y las próximas movidas de Darío.
JUAN: ¿Qué te dijo? ¿Cuáles son sus planes?
DEMETRIO: -suspira y al final le cuenta todo a la policía- Sí, me llamo para preguntarme si aún tengo la cabaña que yo tenía en el Ajusco. Le dije que sí. Y quedó en que él me avisa cuando recibe un cargamento de Brasil para meterlo allí.
JUAN: -afirmando con la cabeza, miraba atento a Demetrio- ¡Perfecto! Ese día se va a llevar una tremenda sorpresa! ¡Esta vez no se va a escapar! ¡Lo juro! ¡Muchísimas gracías por vuestra colaboración!
DEMETRIO: ¡De nada, comisario!
ADRIAN (Dan Fintescu): ¿Y si vamos todos ese día?
JUAN: ¡No! Es mejor que valla Demetrio, los dos agentes y yo. Con mas pocos que vamos, mejor! ¡Esta misión tiene que salir a la perfección! ¡Este imbécil no se nos puede escapar nuevamente!
* * *
Empresa.
Samuel está trabajando en su oficina. Entra Daniel con unos documentos. Se acerca a darle unos fólders.
DANIEL: -le entrega unos fólders- ¡Estos son los balances de Nokia! Cuando estén listas te traigo los de Siemens.
SAMUEL: -coge los fólders mirandolos- ¡Gracías! –cierra los fólders, los pone en el escritorio y se recarga en el sillón- Hijo... –suspira, no estaba seguro si decirlo o no- ¡Lo siento mucho no poder darte la mamá que te merecías! Núnca me pude imaginar que Inés fuera capáz de engañarme... y más con uno de mis ‘’amigos’’...
DANIEL: -se sienta en el sillón enfrente del escritorio- ¡No fue tu culpa, papá! Pero bueno... ahora de los muertos no hay que hablar mal.
SAMUEL: Cláro. –pausa- ¿Y tú? ¿No tienes ningún plan? ¿No hay ninguna novia por allí?
DANIEL: -sin saber como mirarlo, evita mirarlo- Estee... –jugando con las manos-
SAMUEL: -lo nota nervioso- Hijo... ¿pasa algo? –curioso-
DANIEL: Estee... –se decide hablar- Papá... me acaba de dar cuenta que no soy normal... no soy como los demás niños...
SAMUEL: -se encontraba confundido, lo miraba confundido, sin entender nada- ¿Cómo que no eres normal? No te entiendo, hijo...
DANIEL: Pues... acaba de descubrir que me gustan los chavos, papá. –Samuel lo mira extrañado- Soy gay.
SAMUEL: Pero... –sin poder creerlo- ¿en qué momento lo descubriste?
DANIEL: Hace poco, papá. En el velorio de mi mamá, cuando estuve más cerca de Alfredo. La verdad es que sentía celos cada vez que él se acercaba a Angel que en paz descanse!
SAMUEL: -respira hondo- ¡No te preocupes, hijo! Y para nada quiero oir que no eres persona normal. ¡Lo eres! Tienes dos manos, dos pies, no eres ningún extraterrestre ¿ok? –risas-
DANIEL: -risas- Ok... ¡gracías, papá!
SAMUEL: ¡Alfredo y tú tienen mi apoyo!
DANIEL: ¡Gracías, papá!
-Los dos se dan un abrazo.-
* * *
Cafetería.
En una cafetería, estaban Vanessa y el agente Urquía. Los dos estaban sentados, tomando de sus cafés. Si no los conocías, dirías que son novios. Estaban coqueteando. Afuera de la cafetería, estaba estacionado el coche de Lambón. Siguió a Vanessa. Al parecer le gustaba. Lambón estaba en el coche viendolos en la mesa. Tenía celos. Saca su célular y marca un número.
* * *
Mansión SanRoman.
Darío estaba en la biblioteca, sentado en el sillón. Tomaba una botella de whisky, mientras que en la otra mano tenía una foto de Daniela. En el escritorio estaba una foto de Angel. Por primera vez en su vida, Darío botaba unas lágrimas.
DARIO: ¿Por qué te tuviste que ir con ese imbécil? –sus ojos brotaban lágrimas- ¡Te amo de verdad! –tira el retrato al suelo y el vidrio se rompe- ¡Desgraciada! Si no eres para mí, tampoco serás para otro! –lo decía lleno de rabia mientras pisaba el vidrio encima de la foto; sus ojos brotaban más lágrimas- Pero noo... no soy capáz de matarte! ¡Noo!
-El momento fue interumpido por el sonido del célular. Darío borra sus lágrimas, va enfrente del escritorio y coge el célular.-
DARIO: Bueno?! ¿Qué quieres, Lambón?
LAMBON: Creo que tiene que ver esto, patrón!
DARIO: -perdiendo la paciencia- ¿Ver qué? ¿Dónde estás?
LAMBON: Estoy aquí enfrente de una cafetería de la zona. Su... –no sabía como decirle a Vanessa- Vanessa está aquí coqueteandole a un tipo. No conozco al tipo, pero tiene pinta de ser alguien rico.
DARIO: -al oir eso, Darío enloquece- ¿QUE?? –furioso- ¡Gracías por avisarme, Lambón! ¡Estate al pendiente de ellos!
-Al colgar, Darío tira el célular en el sofá. Lo aventó de manera que del sofá saltó al suelo y se hizo pedazos. Por la puerta entra el abogado Armando Ferrer. Mira a su alrededor y ve un Darío furioso.-
ARMANDO: Uyy... –mira alrededor- ¿qué pasó aquí? ¿Pasó el terremoto de Chile o qué? Jaja
* * *
Cafetería.
En la cafetería, Urquía y Vanessa estaban demasiado acercados. Urquía estaba decidido en conquistar a Vanessa. Le tomó las manos de la mujer en las suyas. Usaba todas sus armas para enamorarla. Y, para colmo, le funcionaba. Pero nadie imaginaba que a Vanessa solo le interesaba el dinero del agente.
URQUIA: -los dos están ya tomados- Me la he pasado muy bien contigo jeje. Ojalá se repita.
VANESSA: -estaba ya borracha- Y yo... jeje... con lo guapo que es... jeje. Cláro que se va a repetir jeje.
URQUIA: Ya... como que es mejor retirarnos que hemos tomado lo suficiente jeje. –tomados, se levanta, saca la cartera y deja dinero en la mesa-
VANESSA: -borracha- Noo... –se levanta también- mejor a un hotel. Con lo rico que estás... –borracha- no te quiero... dejar... escapar...
URQUIA: Estás borracha. Mejor te llevo a tu casa, y otro día disfrutaremos de este amor que sentimos.
-Urquía se va como puede con Vanessa. Tenía enormes ganas de acostarse con ella, pero con ella borracha no lo podía hacer.-
* * *
Mansión SanRoman. Biblioteca.
Darío platica con Armando, el abogado que vino a verlo.
ARMANDO: Siento molestarte, pero no vengo con cosas buenas.
DARIO: -de pie, enfrente de su escritorio- ¡Sientate! –le enseña el sillón de enfrente del escritorio-
ARMANDO: ¡Gracías! –Armando se sienta, después Darío.-
DARIO: ¿Quieres un café o algo?
ARMANDO: No, gracías. Vengo a decirte, más bien a pedirte que le des el divorcio a tu esposa. Me contrató para encargarme de vuestro divorcio.
DARIO: -al escucharlo, se levanta de un solo golpe- ¿QUE?? –suspira- ¡NO! ¡No le pienso dar el divorcio a mi esposa núnca! –negando con la cabeza- No puedo creer que te hayas puesto de su parte...
ARMANDO: -sin saber que decir- ¡Perdóname...! Pero... no le podía negar... –sin saber de que lado estar- Además tú sabes que yo trabajo limpio...
DARIO: ¡Pues piensalo y decidete! ¡No puedes servir a Dios y al Diablo al mismo tiempo! Aunque, en este caso, te conviene aliarte con el Diablo!
ARMANDO: -suspira- ¡Voy a pensarlo!
DARIO: Si no, ya sabes lo que puede pasar.
ARMANDO: -suspira- Lo se... –pensativo-
* * *
Hotel Imperial.
Desde que se separó de Bruno, Fabiola vive en el hotel. Erika y Alex siguien viviendo con su padre. Alguien visita a Fabiola. Fabiola estaba sentada en la cama, viendo ‘’Amor con disfráz’’, cuando alguien toca a la puerta. Se levanta de la cama y va a abrir. Al abrir se encuentra cara a cara con un hombre al que no conocía, pero al parecer él a ella sí. Al abrir se enfoca la cara de Fabiola, y al hombre se le enfocan los pies, después el cuerpo y por último la cara.
HOMBRE: ¡Buenos días, señora! Siento molestarla, pero no lo haría si no fuera súmamente importante.
FABIOLA: -lo mira extrañada- Cláro, usted dirá! No es ninguna molestia. ¡Pase! –Fabiola lo hace pasar-
-El hombre entra. Mira por allí, luego vuelve a mirar con cariño a Fabiola. Fabiola le ofrece una silla. También se sienta ella.-
FABIOLA: ¡Dígame! ¿En qué le puedo servir?
HOMBRE: -miraba con lujuría a Fabiola, mientras se mordía el labio, pensando- -Pensamiento: Mmm... en muchas cosas! Así que ésta debe ser la mujer de Bruno...- Bueno... –respira- Mi nombre es Raj. Soy de origen árabe y la verdad no vengo con cosas agradables para hablar con usted. Se trata de su esposo... ¿Bruno?
FABIOLA: -lo mira intrigada- Sí, Bruno es aún mi esposo. –preocupada- ¿Le pasó algo?
ACTUACION ESPECIAL:
RODRIGO LOMBARDI COMO RAJ
RAJ (Rodrigo Lombardi): Es que... –sin saber como decirselo- su marido nos ha estafado. Pertenezco a un grupo de proveedores inversionistas en la empresa de su esposo y él nos ha estafado. No nos ha pagado lo que nos debe.
FABIOLA: -extrañada- ¿Cómo? –Fabiola está a punto de desmallarse. No quiería atarle nada a su marido, pero aún no se sentía bien al saber que éste no pagó sus deudas y que ya los inversionistas vienen a cobrar lo debido con ella- Y... yo ¿en qué los puedo ayudar?
RAJ: Señora, creeme que no es algo agradable venir acá, a molestarla con estos problemas, pero su marido no aparece por ningún lado.
-Estas últimas palabras sonaron como ecó en la mente de la mujer. Ella tampoco sabía nada de su marido desde que se fue de la mansión.-
FABIOLA: -confundida, sin saber nada de su esposo, preocupada por lo que le dijo Raj- No se donde está mi marido. Nosotros estamos a punto de divorciarnos, pero puedo averiguarles. Seguramente se encuentra en la compañía o en la mansión. Permiteme... –Fabiola se acerca, coge el teléfono y marca un número-
* * *
Mansión Escandon.
Erika se encontraba con su novio Oscar, en el departamento de éste último. Bruno llegó de la compañía, sube las escaleras hacia su cuarto corriendo. Entra en su cuarto, va al closet, saca de allí una maleta y comienza a meter su ropa. La puerta la dejó abierta, por lo tanto del pasillo se veía lo que hacía. De pronto, le suena el célular. Ve que es Fabiola y toma la llamada.
BRUNO: Bueno?! ¡Dime, mi amor... ¿pasó algo?
FABIOLA: ¿Dónde estás? –séria- Te está buscando uno de tus acreedores... un tal Raj...
BRUNO: -al escuchar el nombre de Raj hace los ojos como platos- -Pensamiento: ¿Cómo demonios me encontró?- ¡No le cuentes para nada en dónde estoy! ¡Porfavor! Te cuento después. –preocupado- Me tengo que ir que estoy en una junta. ¡Perdón! ¡Cuidate! –Bruno cuelga, dejando a una Fabiola más preocupada de lo que estaba- ¡Dios...! Noo... me tengo que ir ya!
-Bruno termina de empacar la maleta, la coge y sale de la habitación. Baja las escaleras y cuando está a punto de salir se encuentra con Alex que llegaba de la Universidad.-
ALEX: -preocupado- ¿A dónde vas con esa maleta, papá?
BRUNO: Mira, hijo... me voy por un tiempo indefinido. Me salió un negocio en Brasil y tengo que estar al pendiente de la sucursal allí. –miente, pero por suerte Alex no se da cuenta- ¡Toma! –Bruno le entrega las llaves de la mansión y de su coche- Te dejo que te encargues de la mansión mientras estoy fuera. ¡Estamos en contacto! ¡Cuida a Erika! Y es obligatorio que traigas a tu madre de nuevo a vivir aquí ¿ok? Allá, en dónde está, en el hotel, corre peligro. ¡Hazme caso que no te puedo decir más cosas!
ALEX: -confundido, preocupado por su papá- No te preocupes, yo me voy a encargar de todo. ¡Cuidate!
-Los dos se dan un abrazo, después Bruno se va.-
ALEX: -pensando en voz alta- ¿Qué estará pasando?
-Alex sube a su cuarto.-
Continuará...
* * *
Mansión SanRoman.
Biblioteca.
Darío dejó dormir a Vanessa y bajó a la biblioteca para llamar a Demetrio. Demetrio estaba en el departamento protección de la DEA, con Catalina, pero eso Darío no lo sabe. A Demetrio le suena el célular. Queda por ratos viendo el célular. En la pantalla le aparece el nombre de Darío. El comisario Juan ya había rastreado todos los célulares de los testigos. Le hace seña a Demetrio para que tome la llamada. Demetrio levanta el célular y contesta temerosamente.
DEMETRIO: ¡¿Bueno?!
DARIO: ¡Qué bueno que me contestas, Demetrio! ¿Por qué te tardaste tanto?
DEMETRIO: Pues... (sin saber que decir, inventa) estaba con mi mujer. Por eso... sí, por eso. Ya sabes...
DARIO: (riendo) Pillo... jaja... y yo como maleducado interrumpí ¿no? Pues ya los voy a dejar para que sigan sus asuntitos. Solo te quiería decir que quiero verte hoy mismo! ¡Hay cosas que quiero platicarlas contigo!
(Demetrio no contesta nada, se queda inmóvil viendo al comisario quien hacía señas que ‘’si’’ con la cabeza.)
DARIO: ¿Demetrio? ¿Por qué no contestas, hombre?
ENTRADA:
Protección DEA.
DEMETRIO: Noo... no pasa nada. Por supuesto que nos podemos ver. ¡Tú dime dónde!
DARIO: Pues... nos podemos ver en una hora en la cafetería de siempre.
DEMETRIO: Está bien, allí estaré.
-Los dos cuelgan. Demetrio parecía asustado.-
DEMETRIO: ¿Y ahora qué hacemos?
JUAN: ¡Tenemos una hora para prepararte! Serás nuestra espía infiltrada. Tienes que sacarle mucha información sobre los movimientos que va a dar. ¡No te preocupes! Nosotros estarémos allí por si se pone grueso el asunto.
DEMETRIO: ¡Gracías!
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Dentro de una hora.
En la cafetería.
Darío llega antes y está sentado en la mesa de siempre tomando un café. Ni sabía lo que le espera. Demetrio llega. Con él, venían en el coche el comisario y unos policías. El coche estaciona y Demetrio se baja. Se acomoda la ropa, suspira hondo y entra en el restaurante. Mira por allí y va a la mesa dónde lo esperaba Darío. Éste se levanta. Se dan las manos. Demetrio estaba nervioso.
DARIO: -nota la actitud de Demetrio- ¿Qué te pasa? Te noto raro...
DEMETRIO: -portandose de lo más normal- Noo, son imaginaciones tuyas...
DARIO: Bueno... entonces ¡sentémonos!
-Los dos se sientan. Darío pide un café para Demetrio también. Unos policías encubiertos, vestidos civil, entran a la cafetería y se sientan en una mesa apartada, pero que a la vez podían escuchar la conversación de los dos. Los policías parecían personas normales en apariencia. Justo eso éra el rollo: aparentar ser gente común y corriente.-
DEMETRIO: -venciendo el temor, le pregunta- Bueno, y al final, ¿para qué me citaste aquí?
DARIO: -mira por allí para asegurarse que nadie los escucha- Sí. La verdad es que necesito que me ayudes en un negocio.
DEMETRIO: ¡Cláro, tú dirás!
DARIO: -nuevamente mira por allí para asegurarse que nadie los escucha; en vano, porqué los policías están todo oídos- Me va a llegar una mercansilla de Brasil y tengo que depositarla, pero ya sabes... –por el lado pasa una mujer; Darío calla, se asegura que la mujer se fue y sigue- no tengo espacio! Quisiera saber si tú... ya sabes... tienes libre esa cabaña que tenías en el Ajusco.
DEMETRIO: ¿¿Qué?? –en shock- ¿Piensas meterla allí?
DARIO: -enfurece- ¡Baja la voz! Sí, la necesito... será por poco tiempo.
DEMETRIO: -dudando- No se...
DARIO: ¡Vamos, hombre, piénsalo! Tampoco aceptas si te digo que recibirás una buena cantitad?
DEMETRIO: -mira por la ventana, y de la mesa donde estaban los policías, uno le hace señas que acepte- Pues... –al fin acepta- ¡Acepto!
DARIO: ¡Perfecto! –se levantan y se dan las manos- Yo te aviso cuando va a llegar!
DEMETRIO: Está bien.
DARIO: Ahorita... –cojen las copas y las levantan- ¡Salud!
-Los dos brindan. Música incidental de fondo. Darío cayó en la trampa.-
-MUSICA INCIDENTAL (SOLO ESCUCHAR, NO VER EL VIDEO!)-
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Mansión SanRoman. Exteriores.
Vanessa sale de la mansión. Aparentemente quiería ir al centro comercial. Afuera de la mansión estaban los dos agentes. La ven salir de la mansión y platicaban dentro del trailer.
BEQUEX: ¡Ve! ¡Procura un encuentro ‘’casual’’ con esta mujer! Es nuestra única oportunidad.
URQUIA: -haciendose el confundido- ¿Hacer qué? ¡Con mucho gusto! Pero... ¿ahora?
BEQUEX: -dando orden- ¡Ahora! Es nuestra única oportunidad.
URQUIA: ¡Voy!
-Urquía obedece, se baja del trailer, sube nuevamente para coger unas hojas que se le olvidaron y va en dirección hacia la mujer. Para alcanzarla tiene que correr unos metros que desde que hablaban la mujer había avanzado.-
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Departamento David.
Daniela había citado al abogado de su marido, Armando Ferrer (OliX). En el salón, los dos estaban sentados al sofá, tomando unos cafés. David se encontraba en la oficina.
ARMANDO: ¿Para qué soy bueno?
DANIELA: Voy a ser breve. Y ojalá seas incorruptible.
ARMANDO: ¡Me ofendas! Yo trabajo limpio.
DANIELA: Entonces nos vamos a llevar muy bien. –los dos sonrien- Necesito que me divorcies cuanto antes de Darío.
ARMANDO: Cuanto antes, cuanto antes, no lo se... Depende... si él no quiere dartelo, tendrémos que ir a juicio y eso tomará tiempo.
DANIELA: Lo se... –suspira, desanimada- ¡Procura que acepte, porfavor!
ARMANDO: ¡Voy a hacer lo imposible para que acepte!
DANIELA: ¡Gracías!
ARMANDO: Y... te puedo preguntar... ¿por qué quieres tanto el divorcio?
DANIELA: -suspira- Digamos que me dí cuenta del tipo de persona que es mi marido. Núnca me amó. Más bien no ama a nadie; solo a sí mismo.
ARMANDO: Tienes que tener muy buenas razones para que nosotros ganemos el juicio!
DANIELA: ¡No te preocupes! ¡Las vamos a tener!
ARMANDO: -se levanta cogiendo su maletín- Bueno, cualquier cosa me llamas! Me voy que ahorita tengo una junta muy importante. –toma la última gota de café- ¡Gracías por el café!
DANIELA: De que doctor...
-Daniela acompaña hasta la puerta al licenciado. Armando sale.-
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Mansión SanRoman. Exteriores.
Urquía había alcanzado a Vanessa. Para tener una excusa para retenerla, hizo que le cayera una hoja al piso. Cuando estaba cerca de la mujer, se agachó, cogió la hoja y llamó a la señorita.
URQUIA: ¡Señorita! –Vanessa se dió la vuelta y lo miró extrañada- Se le cayó esto! –lo dijo mientras le estiraba la mano con la hoja-
VANESSA: -lo miraba confundida, pero a la vez, los dos sonreían- Disculpe... pero creo que no es mía! –mirando la hoja y, en definitivo, no la reconoce- Sí, no es mía!
URQUIA: -se lleva la hoja- ¡Disculpeme! Fue mi equivocación. Nuevamente le pido perdón, señorita... –sin saber que nombre decirle-
VANESSA: -le sonreía a Urquía- Vanessa. Vanessa Steelman.
URQUIA: -como un caballero que es, le besa la mano- El gusto es mío, señorita Steelman. Mi nombre es Urquía. Juan Carlos Urquía.
VANESSA: Puede decirme Vanessa a secas.
URQUIA: -los dos sonreían- Igualmente. Me puede llamar por mi nombre. ¿Qué le parece si de paso le invito a tomar un café?
VANESSA: -sonreía, pero en realidad analizaba la ropa y el carro del agente para ver si tenía dinero- ¡Con mucho gusto!
URQUIA: ¡Vamos!
-Los dos van hacia el coche del agente. Urquía la sube en el auto y luego se sube él.-
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Trailer.
En el trailer, Bequex estaba mirando lo que sucedía y no podía entender adónde se va a llevar Urquía a la mujer. Hablaba con el chofer.
BEQUEX: No entiendo ¿qué demonios tiene Urquía en la cabeza? ¿Comida de gallinas? ¿Adónde será que piensa llevar a esa mujer?
CHOFER: -estaba fumando un cigarillo con la ventana abierta y con la mano con el cigarro afuera; miraba la pantalla- ¡No lo se! Puede que la habrá sacado para tomar algún café y sacarle más información.
BEQUEX: -irónico- La única modalidad de sacar información para Urquía es la cama. Así que no creo que hayan ido a algo bueno. Además viste como se miraban...
CHOFER: -sonriendo- ¡Estás celoso! –rísas-
BEQUEX: -sério- ¡No seas estúpido! Nosotros estamos en una misión y no nos podemos permitir perder el tiempo con tonterías.
CHOFER: Sí, cláro... ¡estás celoso! –rísas-
BEQUEX: Ya...
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En la tarde.
Departamento protección DEA.
Demetrio había llegado. Los demás le preguntan como le fue, pero la interrogación comienza con el comisario, quien estaba curioso en el plan y las próximas movidas de Darío.
JUAN: ¿Qué te dijo? ¿Cuáles son sus planes?
DEMETRIO: -suspira y al final le cuenta todo a la policía- Sí, me llamo para preguntarme si aún tengo la cabaña que yo tenía en el Ajusco. Le dije que sí. Y quedó en que él me avisa cuando recibe un cargamento de Brasil para meterlo allí.
JUAN: -afirmando con la cabeza, miraba atento a Demetrio- ¡Perfecto! Ese día se va a llevar una tremenda sorpresa! ¡Esta vez no se va a escapar! ¡Lo juro! ¡Muchísimas gracías por vuestra colaboración!
DEMETRIO: ¡De nada, comisario!
ADRIAN (Dan Fintescu): ¿Y si vamos todos ese día?
JUAN: ¡No! Es mejor que valla Demetrio, los dos agentes y yo. Con mas pocos que vamos, mejor! ¡Esta misión tiene que salir a la perfección! ¡Este imbécil no se nos puede escapar nuevamente!
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Empresa.
Samuel está trabajando en su oficina. Entra Daniel con unos documentos. Se acerca a darle unos fólders.
DANIEL: -le entrega unos fólders- ¡Estos son los balances de Nokia! Cuando estén listas te traigo los de Siemens.
SAMUEL: -coge los fólders mirandolos- ¡Gracías! –cierra los fólders, los pone en el escritorio y se recarga en el sillón- Hijo... –suspira, no estaba seguro si decirlo o no- ¡Lo siento mucho no poder darte la mamá que te merecías! Núnca me pude imaginar que Inés fuera capáz de engañarme... y más con uno de mis ‘’amigos’’...
DANIEL: -se sienta en el sillón enfrente del escritorio- ¡No fue tu culpa, papá! Pero bueno... ahora de los muertos no hay que hablar mal.
SAMUEL: Cláro. –pausa- ¿Y tú? ¿No tienes ningún plan? ¿No hay ninguna novia por allí?
DANIEL: -sin saber como mirarlo, evita mirarlo- Estee... –jugando con las manos-
SAMUEL: -lo nota nervioso- Hijo... ¿pasa algo? –curioso-
DANIEL: Estee... –se decide hablar- Papá... me acaba de dar cuenta que no soy normal... no soy como los demás niños...
SAMUEL: -se encontraba confundido, lo miraba confundido, sin entender nada- ¿Cómo que no eres normal? No te entiendo, hijo...
DANIEL: Pues... acaba de descubrir que me gustan los chavos, papá. –Samuel lo mira extrañado- Soy gay.
SAMUEL: Pero... –sin poder creerlo- ¿en qué momento lo descubriste?
DANIEL: Hace poco, papá. En el velorio de mi mamá, cuando estuve más cerca de Alfredo. La verdad es que sentía celos cada vez que él se acercaba a Angel que en paz descanse!
SAMUEL: -respira hondo- ¡No te preocupes, hijo! Y para nada quiero oir que no eres persona normal. ¡Lo eres! Tienes dos manos, dos pies, no eres ningún extraterrestre ¿ok? –risas-
DANIEL: -risas- Ok... ¡gracías, papá!
SAMUEL: ¡Alfredo y tú tienen mi apoyo!
DANIEL: ¡Gracías, papá!
-Los dos se dan un abrazo.-
* * *
Cafetería.
En una cafetería, estaban Vanessa y el agente Urquía. Los dos estaban sentados, tomando de sus cafés. Si no los conocías, dirías que son novios. Estaban coqueteando. Afuera de la cafetería, estaba estacionado el coche de Lambón. Siguió a Vanessa. Al parecer le gustaba. Lambón estaba en el coche viendolos en la mesa. Tenía celos. Saca su célular y marca un número.
* * *
Mansión SanRoman.
Darío estaba en la biblioteca, sentado en el sillón. Tomaba una botella de whisky, mientras que en la otra mano tenía una foto de Daniela. En el escritorio estaba una foto de Angel. Por primera vez en su vida, Darío botaba unas lágrimas.
DARIO: ¿Por qué te tuviste que ir con ese imbécil? –sus ojos brotaban lágrimas- ¡Te amo de verdad! –tira el retrato al suelo y el vidrio se rompe- ¡Desgraciada! Si no eres para mí, tampoco serás para otro! –lo decía lleno de rabia mientras pisaba el vidrio encima de la foto; sus ojos brotaban más lágrimas- Pero noo... no soy capáz de matarte! ¡Noo!
-El momento fue interumpido por el sonido del célular. Darío borra sus lágrimas, va enfrente del escritorio y coge el célular.-
DARIO: Bueno?! ¿Qué quieres, Lambón?
LAMBON: Creo que tiene que ver esto, patrón!
DARIO: -perdiendo la paciencia- ¿Ver qué? ¿Dónde estás?
LAMBON: Estoy aquí enfrente de una cafetería de la zona. Su... –no sabía como decirle a Vanessa- Vanessa está aquí coqueteandole a un tipo. No conozco al tipo, pero tiene pinta de ser alguien rico.
DARIO: -al oir eso, Darío enloquece- ¿QUE?? –furioso- ¡Gracías por avisarme, Lambón! ¡Estate al pendiente de ellos!
-Al colgar, Darío tira el célular en el sofá. Lo aventó de manera que del sofá saltó al suelo y se hizo pedazos. Por la puerta entra el abogado Armando Ferrer. Mira a su alrededor y ve un Darío furioso.-
ARMANDO: Uyy... –mira alrededor- ¿qué pasó aquí? ¿Pasó el terremoto de Chile o qué? Jaja
* * *
Cafetería.
En la cafetería, Urquía y Vanessa estaban demasiado acercados. Urquía estaba decidido en conquistar a Vanessa. Le tomó las manos de la mujer en las suyas. Usaba todas sus armas para enamorarla. Y, para colmo, le funcionaba. Pero nadie imaginaba que a Vanessa solo le interesaba el dinero del agente.
URQUIA: -los dos están ya tomados- Me la he pasado muy bien contigo jeje. Ojalá se repita.
VANESSA: -estaba ya borracha- Y yo... jeje... con lo guapo que es... jeje. Cláro que se va a repetir jeje.
URQUIA: Ya... como que es mejor retirarnos que hemos tomado lo suficiente jeje. –tomados, se levanta, saca la cartera y deja dinero en la mesa-
VANESSA: -borracha- Noo... –se levanta también- mejor a un hotel. Con lo rico que estás... –borracha- no te quiero... dejar... escapar...
URQUIA: Estás borracha. Mejor te llevo a tu casa, y otro día disfrutaremos de este amor que sentimos.
-Urquía se va como puede con Vanessa. Tenía enormes ganas de acostarse con ella, pero con ella borracha no lo podía hacer.-
* * *
Mansión SanRoman. Biblioteca.
Darío platica con Armando, el abogado que vino a verlo.
ARMANDO: Siento molestarte, pero no vengo con cosas buenas.
DARIO: -de pie, enfrente de su escritorio- ¡Sientate! –le enseña el sillón de enfrente del escritorio-
ARMANDO: ¡Gracías! –Armando se sienta, después Darío.-
DARIO: ¿Quieres un café o algo?
ARMANDO: No, gracías. Vengo a decirte, más bien a pedirte que le des el divorcio a tu esposa. Me contrató para encargarme de vuestro divorcio.
DARIO: -al escucharlo, se levanta de un solo golpe- ¿QUE?? –suspira- ¡NO! ¡No le pienso dar el divorcio a mi esposa núnca! –negando con la cabeza- No puedo creer que te hayas puesto de su parte...
ARMANDO: -sin saber que decir- ¡Perdóname...! Pero... no le podía negar... –sin saber de que lado estar- Además tú sabes que yo trabajo limpio...
DARIO: ¡Pues piensalo y decidete! ¡No puedes servir a Dios y al Diablo al mismo tiempo! Aunque, en este caso, te conviene aliarte con el Diablo!
ARMANDO: -suspira- ¡Voy a pensarlo!
DARIO: Si no, ya sabes lo que puede pasar.
ARMANDO: -suspira- Lo se... –pensativo-
* * *
Hotel Imperial.
Desde que se separó de Bruno, Fabiola vive en el hotel. Erika y Alex siguien viviendo con su padre. Alguien visita a Fabiola. Fabiola estaba sentada en la cama, viendo ‘’Amor con disfráz’’, cuando alguien toca a la puerta. Se levanta de la cama y va a abrir. Al abrir se encuentra cara a cara con un hombre al que no conocía, pero al parecer él a ella sí. Al abrir se enfoca la cara de Fabiola, y al hombre se le enfocan los pies, después el cuerpo y por último la cara.
HOMBRE: ¡Buenos días, señora! Siento molestarla, pero no lo haría si no fuera súmamente importante.
FABIOLA: -lo mira extrañada- Cláro, usted dirá! No es ninguna molestia. ¡Pase! –Fabiola lo hace pasar-
-El hombre entra. Mira por allí, luego vuelve a mirar con cariño a Fabiola. Fabiola le ofrece una silla. También se sienta ella.-
FABIOLA: ¡Dígame! ¿En qué le puedo servir?
HOMBRE: -miraba con lujuría a Fabiola, mientras se mordía el labio, pensando- -Pensamiento: Mmm... en muchas cosas! Así que ésta debe ser la mujer de Bruno...- Bueno... –respira- Mi nombre es Raj. Soy de origen árabe y la verdad no vengo con cosas agradables para hablar con usted. Se trata de su esposo... ¿Bruno?
FABIOLA: -lo mira intrigada- Sí, Bruno es aún mi esposo. –preocupada- ¿Le pasó algo?
ACTUACION ESPECIAL:
RODRIGO LOMBARDI COMO RAJ
RAJ (Rodrigo Lombardi): Es que... –sin saber como decirselo- su marido nos ha estafado. Pertenezco a un grupo de proveedores inversionistas en la empresa de su esposo y él nos ha estafado. No nos ha pagado lo que nos debe.
FABIOLA: -extrañada- ¿Cómo? –Fabiola está a punto de desmallarse. No quiería atarle nada a su marido, pero aún no se sentía bien al saber que éste no pagó sus deudas y que ya los inversionistas vienen a cobrar lo debido con ella- Y... yo ¿en qué los puedo ayudar?
RAJ: Señora, creeme que no es algo agradable venir acá, a molestarla con estos problemas, pero su marido no aparece por ningún lado.
-Estas últimas palabras sonaron como ecó en la mente de la mujer. Ella tampoco sabía nada de su marido desde que se fue de la mansión.-
FABIOLA: -confundida, sin saber nada de su esposo, preocupada por lo que le dijo Raj- No se donde está mi marido. Nosotros estamos a punto de divorciarnos, pero puedo averiguarles. Seguramente se encuentra en la compañía o en la mansión. Permiteme... –Fabiola se acerca, coge el teléfono y marca un número-
* * *
Mansión Escandon.
Erika se encontraba con su novio Oscar, en el departamento de éste último. Bruno llegó de la compañía, sube las escaleras hacia su cuarto corriendo. Entra en su cuarto, va al closet, saca de allí una maleta y comienza a meter su ropa. La puerta la dejó abierta, por lo tanto del pasillo se veía lo que hacía. De pronto, le suena el célular. Ve que es Fabiola y toma la llamada.
BRUNO: Bueno?! ¡Dime, mi amor... ¿pasó algo?
FABIOLA: ¿Dónde estás? –séria- Te está buscando uno de tus acreedores... un tal Raj...
BRUNO: -al escuchar el nombre de Raj hace los ojos como platos- -Pensamiento: ¿Cómo demonios me encontró?- ¡No le cuentes para nada en dónde estoy! ¡Porfavor! Te cuento después. –preocupado- Me tengo que ir que estoy en una junta. ¡Perdón! ¡Cuidate! –Bruno cuelga, dejando a una Fabiola más preocupada de lo que estaba- ¡Dios...! Noo... me tengo que ir ya!
-Bruno termina de empacar la maleta, la coge y sale de la habitación. Baja las escaleras y cuando está a punto de salir se encuentra con Alex que llegaba de la Universidad.-
ALEX: -preocupado- ¿A dónde vas con esa maleta, papá?
BRUNO: Mira, hijo... me voy por un tiempo indefinido. Me salió un negocio en Brasil y tengo que estar al pendiente de la sucursal allí. –miente, pero por suerte Alex no se da cuenta- ¡Toma! –Bruno le entrega las llaves de la mansión y de su coche- Te dejo que te encargues de la mansión mientras estoy fuera. ¡Estamos en contacto! ¡Cuida a Erika! Y es obligatorio que traigas a tu madre de nuevo a vivir aquí ¿ok? Allá, en dónde está, en el hotel, corre peligro. ¡Hazme caso que no te puedo decir más cosas!
ALEX: -confundido, preocupado por su papá- No te preocupes, yo me voy a encargar de todo. ¡Cuidate!
-Los dos se dan un abrazo, después Bruno se va.-
ALEX: -pensando en voz alta- ¿Qué estará pasando?
-Alex sube a su cuarto.-
Continuará...
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