Cap 26 - Incendio en la cabaña
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Cap 26 - Incendio en la cabaña
Capítulo 26 - Incendio en la cabaña
De noche.
Mansión SanRoman. Interiores.
Vanessa regresó, pero estaba completamente borracha. Darío estaba en su habitación, en la cama, viendo algo al laptop. Vanessa apenas podía sostenerse en pie. Sube las escaleras como puede, apoyándose en la barandilla. Entra en la habitación. Darío la ve borracha, deja el laptop y se levanta. Núnca antes la había visto así.
DARIO: ¿Dónde estabas? ¡Estás completamente borracha...!
VANESSA: -lo enseña con el dedo, riendo- Jajaja... ¡basta de cermónes! ¡No eres ni mi padre, ni mi novio...!
DARIO: ¡Ya basta! ¿Te olvidas que estamos juntos? Y mientras vives en MI casa ¡no te quiero ver borracha! –se acerca a ella- ¿Dónde estabas y con quién?
VANESSA: Fui a tomar algo... –empieza a quitarse la ropa sensualmente delante de él- Anda... ¿te hago un striptease, amor?
DARIO: -nervioso, trata de vestirla nuevamente ya que se quitó una prenda quedando en sostén- ¡Que striptease ni que ocho cuartos! ¡Estás borracha y en ese estado no vamos a hacer nada! –la coge del brazo, pero ella se aparta- ¡Lo que vas a hacer es irte directo a la ducha fría!
VANESSA: -se suelta- ¡Suéltame! Sabía yo que éras un cobarde...! Como bien dijo ese policía...
DARIO: -la escucha y se planta enfrente de ella- ¿Qué policía?
VANESSA: Uno con el que estaba platicando... –va a servirse un trago, pero él la detiene- ¡Que por cierto es un cuerazo! –soñando con Urquía-
DARIO: -nervioso- ¿Qué tienes tú que platicar... y más, con un policía? ¡Habla! –pierde el control y le pega una bofetada que la mujer, más con la borrachera que tenía, cae en la cama tocándose la mejilla- ¿Qué carajo tienes tú que platicar con un policía?
VANESSA: -tocándose en dónde la había pegado; llena de odio- ¡Jamás te lo voy a decir! Y más ahora que me pegaste! Esta será tu perdición, desgraciado!
DARIO: -se echa para atrás tocándose el cabello- ¡Ya...! ¡Perdóname...! Perdí el contról... no sé que me pasó. Te amo y no puedo permitir que otro te me robé... –de sus ojos brotaban unas lágrimas- ¡Perdóname...! –se acerca a ella arodillandose; éra la primera vez cuando se arrodillaba y más frente a una mujer- ¡No te quiero perder...! –con lágrimas a los ojos- ¡Perdóname...! ¡Te juro que ya voy a controlar mis celos...!
-Darío abrazaba a Vanessa. Ella por el amor que sentía, estaba a punto de perdonarlo. Pero quien sabe que estará planeando. De repente, cerca de la ventana aparece la imagén de Natalia (Lorena Rojas), guapa como éra ella, alta, vestida elegantemente, mirando fijamente a Darío. Se queda allí mirandolo fijamente.-
NATALIA: ¡Cobarde! –Darío mira adónde escuchó la voz y se asusta al ver a Natalia- ¡Cobarde! –Natalia sonríe malevolamente-
DARIO: -se separa de Vanessa y mira asustado hacía la ventana, dónde veía a Natalia- ¡Vete! ¡Lárgate, desgraciada! –coge un jarrón vacío y lo tira en dirección a Natalia, pero en ese momento la imagén desaparece y el jarrón se rompe en mil pedazos- ¡Vete! ¡Vete! –Darío se queda en el suelo, agarrandose de las rodillas y casi llorando de miedo mezclado con odio- ¡Lárgate...! ¡Tú estás muerta...!
-Vanessa se echa para atrás y mira tal escena grotesca. Pensaba que Darío está a punto de volverse loco. Vanessa se acerca a él, tratando de abrazarlo. Él se deja, se refugia en los brazos de la mujer que hace poco pegó y que ahora éra la única que lo podía salvar.-
VANESSA: ¡Ya, mi amor, tranquilo...! –lo abraza- ¡No hay nadie! ¡Mira que no hay nadie en la recámara!
DARIO: ¡La ví! –nervioso, espantado como un loco- ¡La ví! ¡Estaba allí...! –enseña la ventana- La perra desgraciada me estaba ofendiendo... ¡tú la oiste! –éra un paisaje grotesco; quien no lo conocía podía decir que en unos cuantos segundos se volvió loco-
VANESSA: ¡Ya...! –lo abraza consolandolo- ¡Allá no hay nadie, mi amor! –dijo mientras le acarisiaba el cabello-
NATALIA: -nuevamente aparece frente a la puerta del baño- ¡Núnca te voy a dejar en paz! ¡Vas a enloquecer completamente... y lentamente! –rie con la maldad que la caracteriza-
DARIO: ¡Lárgate, maldita perra! –llorando, se separa de Vanessa, va hacia la cama, coge las almohadas y se las pone en las orejas para no oir más nada, pero en vano, que todo lo que Natalia decía resuena en su cabeza porqué son productos de su imaginación- ¡Estás muerta! ¡Lárgate...! –llorando, tenía muchísimo miedo-
* * *
De noche.
Hotel Imperial.
Bruno estaciona su coche frente al hotel. No sabía que justo en ese hotel se hospedaba el árabe que lo estaba buscando. Por suerte no se encuentran. Va a la habitación de Fabiola. Ella estaba viendo ‘’La Traidora’’ dónde justo pasaban el capítulo del entierro de Rogelio. Ella estaba concentrada que apenas oye que alguien estaba tocando la puerta. Se levanta y va a abrir aún mirando la tele.
BRUNO: ¡Tengo que hablar contigo!
FABIOLA: ¡Pasa! –lo hace pasar- ¡Yo también necesito hablar contigo!
BRUNO: -entra- Cláro... ¡tú dilo primero, mi amor!
FABIOLA: ¡Te dije que ya no soy tu amor! –pausa- ¿Qué está pasando, Bruno? ¿Quién es Raj?
BRUNO: -baja la cabeza, luego vuelve a mirarla- ¡De eso quiero hablarte! ¡Cuidate! ¡Cuidate de ese tipo! –Fabiola lo miraba indignada- No es de fiar...!
FABIOLA: ¿Y tú sí? ¿Qué le hiciste? Dice que no le pagaste... que lo estafaron... a él y a un grupo de inversionistas árabes.
BRUNO: ¡Puras mentiras! –suspira- No te puedo decir más cosas, pero cuidate mucho y no confíes en él ¿sí? ¡Prométemelo! Lo último que quiero es que ese imbécil se aproveche de ti.
FABIOLA: -lo mira confundida- ¡No te preocupes! Yo sé cuidarme sola.
BRUNO: Yo me tengo que ir a Brasil por un asunto de negocios, pero estamos en contacto ¿sí?
FABIOLA: ¿Cómo que te vas? ¿Y qué va a pasar con nuestros hijos?
BRUNO: -evita mirarla, luego vuelve a mirarla- ¡Múdate a la casa! ¡Por lo menos mientras yo estoy fuera! No quiero que ese maldito árabe te lastime. ¡Hazme caso!
FABIOLA: -suspira- Está bien. Estos días voy a regresar a la casa.
BRUNO: Verás que no te vas a arrepentir y te darás cuenta de que tengo la razón en prevenirte sobre ese árabe.
FABIOLA: Ok.
* * *
Hotel Imperial.
Habitación de Raj.
Raj estaba echado en la cama, con una copa de whisky en la mano. Movía la mano con la copa para que el whisky se mezcle. Pensaba en Fabiola.
RAJ: -pensando en voz alta- Mmm... tu vieja pagará lo que me debes, Brunito! –sonríe malevolamente- Uff... ¡y con lo rica que está será un placer enamorarla! –se mordía el labio inferior con tan solo imaginarse a Fabiola a su lado en la cama entregándole el amor, mucho amor-
* * *
Segundo día.
Cabaña del Ajusco.
Darío llegó con Demetrio. Estacionaron frente a la cabaña. Se enfocan colocando los paquetitos con la mercansilla bien escondidos en la cabaña. Demetrio estaba enfrente de la puerta a ver si venía alguien. Pero eso es una pista para la policía. El comisario llegó con sus hombres incluso los agentes Bequex y Urquía. Los coches tenían las alarmas prendidas porqué estaban en una misión de alto riesgo. Los dos han terminado de colocar la mercansilla, mientras que afuera, el comisario y sus hombres llegan al lugar, se bajan de los coches apuntando con las armas hacia la salida de la cabaña. Esperaban a que Darío salga para caerle encima. En la parte trasera de la cabaña, se enfoca una sombra acercándose. La sombra arrastraba con ella gasolina. A la sombra no se le ve ni la cara, ni el cuerpo, solo se enfocan los pies. Esa sombra esparza gasolina por la parte trasera de la cabaña, se enfoca haciendo después un camino de gasolina hacia el bosque que estaba cerca de la cabaña. Termina de hacer el camino de gasolina, saca un cerillo y lo prende. El fuego quema todo con una rapidéz tremebunda.
Dentro de la cabaña. Cerca de la puerta de la salida.
Demetrio estaba aterrado por las llamas. Darío piensa rápido en una solución.
DEMETRIO: -ve el fuego que se acercaba poco a poco a ellos- ¡Fuego! ¿Cómo vamos a salir de aquí? –agitado-
DARIO: -agitado; acaba de ocurrirle una idea- ¡Ya sé! ¡Por allí! –enseña camino por entre las llamas-
DEMETRIO: -más espantado- ¿QUE? ¡Estás loco! ¡Yo ni loco entro entre las llamas!
DARIO: ¡Haya tú! Pero solo tenemos dos opciones: o salimos por allí, cuidándonos de las llamas, o nos quedamos acá para achicharrarnos como pollos en el horno.
DEMETRIO: -asustado- Si mi destino es morirme, pues me quedo.
DARIO: -furioso- ¡No digas estúpideces! ¡Vamos! Que igual y este negocio se me fue al diablo... –suspira- No sé como carajo se enteraron...
-Demetrio tenía miedo, pero a estas alturas Darío sospechaba a todo mundo menos a él.-
DARIO: -decidido- ¡Vamos o nos morimos acá!
-Demetrio estaba decidido en que tenía que salvarse. El incendio avanzaba y quemaba el lugar sin ninguna piedad. Los dos logran salir por dónde llegó el incendio, osea por la zona trasera de la cabaña.-
Afuera de la cabaña.
Los policías con los agentes estaban apuntando con las armas a la salida de la cabaña cuando ésta se incendia. El comisario deja el arma y se agarra el cabello como de desánimo.
C. JUAN: ¡Se nos escapó otra vez...!
BEQUEX: -desanimado- ¡No puede ser que ese imbécil tenga más vidas que un gato! Si la cabaña se incendió con los dos adentro, pienso que solo tenemos que entrar y verlos allí muertos.
URQUIA: -irónico- Sí, cláro... al ver el incendio se quedaron allí como estúpidos ¿no? –ríe-
BEQUEX: -a Urquía- ¿Por dónde más van a salir? Si hubieran salido por la puerta los habríamos atrapado.
URQUIA: -irónico- Sí, cláro... quizás la cabaña tenga una puerta trasera... ¿Por dónde creen que vino el incendio entonces? Ninguno de nosotros tuvo gasolina ni tampoco cerillos...
BEQUEX: El incendio es más que obvio que él mismo lo provocó desde adentro para poder salir... o pasarse por muerto.
URQUIA: -completando a Bequex- Pero también para que nosotros lo creyéramos muerto y así él salir por la puerta trasera y librársela.
-El comisario interrumpe la discusión.-
C. JUAN: ¡Hey! ¡Ya basta! Las especulaciones y las investigaciones las hacemos en la delegación. Ahorita tenemos que entrar en el preciso terreno y ver si están heridos. No podemos especular antes. ¡Venganse!
BEQUEX: ¡Tiene razón! ¡Vamos!
-Mientras, apagaron el incendio y entran a la cabaña. Dentro de la cabaña, todo estaba quemado. Los policías miran por allí buscando rastros de los dos, pero no encuentran nada.-
C. JUAN: -desanimado- Se nos escapó otra vez...
* * *
Empresa.
Oficina de David.
David está en su oficina. Ve unos fólders e introducía unos datos en la computadora. Por la puerta entra Daniela. Cierra la puerta y se acerca a él. Él levanta la mirada de los documentos y la ve.
DAVID: -extrañado, pero felíz de verla- ¡Mi amor! –sonríe; se levanta y va a darle un beso- ¿Qué haces por aquí?
DANIELA: -le corresponde al beso dulcemente- Vine a verte... y a darte una maravillosa noticia, mi amor!
DAVID: -curioso; rodea la cintura de la mujer con los brazos- ¿Qué noticia, mi amor?
DANIELA: -felíz; le coge las manos al hombre y se las pone en su vientre- ¡Vamos a ser papás! –felices-
DAVID: -sorprendido, pero a la vez felíz- ¿De verdad, mi amor? –cargándola en sus brazos dando vueltas con ella- ¡Me haces el hombre más felíz del mundo! ¡Te amoooo! –gritando- ¡TE AMOOO! –la llena de besos-
-La mujer está felíz en los brazos del hombre que ama.-
* * *
En la tarde.
Departamento de David.
Daniela estaba viendo las noticias después de llegar de la oficina de David. En las noticias daban el incendio de la cabaña.
REPORTERA: Durante ésta mañana tuvo lugar un terrible incendio cerca de la Ciudad de México. No se encontraron víctimas, pero se supone que el fuego fue provocado por un cortocírcuito. Aún no sabemos exáctamente qué es lo que provocó el incendio, pero llegamos con más detalles en los próximos noticieros.
-Daniela veía la televisión. Prestaba atención al notición. Por el lugar dónde estaba la cabaña, pensó que pueda tratarse de su aún marido. Se toca el vientre.-
DANIELA: -extrañada- ¡Dios mío...! ¿Hasta cuándo?
* * *
Segundo día.
Mansión SanRoman. Interiores.
Darío estaba en la biblioteca, viendo unos documentos. Vanessa había salido al centro comercial, aunque más bien salió a verse con Urquía. A Lambón lo mandó hacer un encargo, así que quedó solo en casa. La sirvienta invita pasar al abogado Armando. Armando tenía noticias de última hora. Entra a la biblioteca.
ARMANDO: ¡Buenas! ¡Te tengo noticias!
DARIO: -levanta la mirada de los papeles- ¡Pasa! –le enseña el sillón- ¡Siéntate! –Armando se sienta- ¿Qué noticias?
ARMANDO: Hablé con tu esposa. Está decidida en ir a la Corte si no le das el divorcio. Y creeme que será mejor que aceptes el divorcio.
DARIO: -se levanta- ¡Núnca! ¿Para qué? ¿Para que se case después con ese imbécil con el que está viviendo? ¡Noo! Mi mujer seguirá atada a mí hasta que alguno de nosotros se muera! –rísa malévola- Y si intenta ir a juicio tiene todas las de perder jaja. Te recuerdo que fue ella quien abandonó el hogar para irse con su amante.
ARMANDO: {Pensamiento: Si tú supieras... } –pensativo-
DARIO: -lo nota pensativo- ¡Ey! ¿A ti qué te pasa?
ARMANDO: -reacciona; pregunta asombrado- ¿A mí? Noo, nada.
DARIO: Hm... –negando con la cabeza- Espero no se te ocurra traicionarme eh... porqué más vida para contarlo no tendrás eh!
ARMANDO: -un poquito tenso- Noo... ¿cómo crees? –un poco incómodo-
* * *
Mansión Escandon.
Erika estaba con su novio Oscar. Alex estaba en la casa. Estaba desayunando en el comedor. Por las escaleras baja Fabiola, quien entra al comedor.
ALEX: ¡Buenos días, mamá! –Alex toma una última gota de jugo, se levanta y va a jalarle el sillón a su madre, luego vuelve a sentarse- ¡Que bueno que hayas recapacitado, mamá, y que hayas regresado para la casa!
FABIOLA: -se sienta y espera a que la sirvienta le traiga el desayuno- Sólo lo hize por ustedes, mi amor! Para protegerles... –suspira- Yo al lado de Bruno no puedo regresar. Ustedes ya están en una edad dónde comprenden que cuando las cosas ya no funcionan es mejor terminar.
ALEX: ¡Te entiendo, mamá! –se levanta y va a abrazar a su mamá- ¡Te quiero mucho, mamá! –le da dos besos-
FABIOLA: -le corresponde al abrazo y a los besos de su hijo- ¡Y yo a ustedes, mis amores! Sin ustedes no podría vivir!
-La sirvienta trae el desayuno para Fabiola y comienzan a desayunar.-
ALEX: Mamá, ¿tú sabes qué le habrá pasado a mi papá? Vino muy apurado, empacó sus cosas, me dió la llave de su auto y se fue. Me dijo que me encargaba de mi hermana y de ti.
FABIOLA: -pensando en Raj, el causante de todo- No lo sé, mi amor...
ALEX: -añade- Dijo que tenía un negocio que resolver en Brasil. Y se fue por tiempo indefinido...
FABIOLA: Bueno, así debe ser, mi amor. Yo desconozco los negocios de tu padre.
ALEX: Bueno...
-Los dos siguen comiendo.-
* * *
De noche.
Departamento de David.
David aún estaba en la oficina. Daniela estaba viendo la televisión, pero en realidad se encontraba también preparando una cena sorpresa para su novio. Alguien está timbrando en la puerta. Daniela sale de la cocina y va a abrir. La téle estaba encendida en el Canál de las Estrellas. En la puerta estaba Alfredo.
DANIELA: ¡Alfredo! ¿Qué tál? –le da dos besos-
ALFREDO: Bien ¿y tú? –le corresponde los besos-
DANIELA: ¡Pasa! –lo hace pasar- ¿Qué te trae por aquí? ¿Vas a quedarte a cenar con nosotros?
ALFREDO: -entra- Noo... solamente vine a platicar un rato con mi tío. Quiería saber si ya ha sabido algo de lo de mi mamá.
DANIELA: Bueno, si gustes lo puedes esperar. No sé si David logró saber algo con respeto a la muerte de Natalia.
ALFREDO: ¡No te preocupes! Tarde o temprano descubriremos al maldito asésino! ¡Y entonces que se cuide porqué sí que no voy a tener piedad! –se le leía el odio en la mirada-
DANIELA: ¡No hables así! Mejor que la justicia se haga cargo de él ¿no crees?
ALFREDO: Y el sufrimiento de mi mamá ¿dónde queda? ¡Noo! Ese maldito asésino o asésina que se cuide!
* * *
De noche.
Mansión Escandon.
Raj se ha enterado en dónde vive Fabiola y decide hacerle una sorpresa. Fabiola sale de la biblioteca y se dirige hacia las escaleras para subir a su habitación, cuando la sirvienta llega desde la puerta con un ramo de rosas rojas en las manos y una nota. Fabiola se acerca a ella.
FABIOLA: -extrañada- ¿Qué es eso Felipa? ¿Quién lo trajo?
FELIPA (SIRVIENTA): No lo sé, señora... –viendo el sobre- No pone ninguna dirección en el sobre...
FABIOLA: A ver... ¡dáme acá! –le quita el sobre, lo abre y lo lee; después de leerlo se queda asombrada- ¡No puede ser! –extrañada-
Continuará...
De noche.
Mansión SanRoman. Interiores.
Vanessa regresó, pero estaba completamente borracha. Darío estaba en su habitación, en la cama, viendo algo al laptop. Vanessa apenas podía sostenerse en pie. Sube las escaleras como puede, apoyándose en la barandilla. Entra en la habitación. Darío la ve borracha, deja el laptop y se levanta. Núnca antes la había visto así.
DARIO: ¿Dónde estabas? ¡Estás completamente borracha...!
VANESSA: -lo enseña con el dedo, riendo- Jajaja... ¡basta de cermónes! ¡No eres ni mi padre, ni mi novio...!
DARIO: ¡Ya basta! ¿Te olvidas que estamos juntos? Y mientras vives en MI casa ¡no te quiero ver borracha! –se acerca a ella- ¿Dónde estabas y con quién?
VANESSA: Fui a tomar algo... –empieza a quitarse la ropa sensualmente delante de él- Anda... ¿te hago un striptease, amor?
DARIO: -nervioso, trata de vestirla nuevamente ya que se quitó una prenda quedando en sostén- ¡Que striptease ni que ocho cuartos! ¡Estás borracha y en ese estado no vamos a hacer nada! –la coge del brazo, pero ella se aparta- ¡Lo que vas a hacer es irte directo a la ducha fría!
VANESSA: -se suelta- ¡Suéltame! Sabía yo que éras un cobarde...! Como bien dijo ese policía...
DARIO: -la escucha y se planta enfrente de ella- ¿Qué policía?
VANESSA: Uno con el que estaba platicando... –va a servirse un trago, pero él la detiene- ¡Que por cierto es un cuerazo! –soñando con Urquía-
DARIO: -nervioso- ¿Qué tienes tú que platicar... y más, con un policía? ¡Habla! –pierde el control y le pega una bofetada que la mujer, más con la borrachera que tenía, cae en la cama tocándose la mejilla- ¿Qué carajo tienes tú que platicar con un policía?
VANESSA: -tocándose en dónde la había pegado; llena de odio- ¡Jamás te lo voy a decir! Y más ahora que me pegaste! Esta será tu perdición, desgraciado!
DARIO: -se echa para atrás tocándose el cabello- ¡Ya...! ¡Perdóname...! Perdí el contról... no sé que me pasó. Te amo y no puedo permitir que otro te me robé... –de sus ojos brotaban unas lágrimas- ¡Perdóname...! –se acerca a ella arodillandose; éra la primera vez cuando se arrodillaba y más frente a una mujer- ¡No te quiero perder...! –con lágrimas a los ojos- ¡Perdóname...! ¡Te juro que ya voy a controlar mis celos...!
-Darío abrazaba a Vanessa. Ella por el amor que sentía, estaba a punto de perdonarlo. Pero quien sabe que estará planeando. De repente, cerca de la ventana aparece la imagén de Natalia (Lorena Rojas), guapa como éra ella, alta, vestida elegantemente, mirando fijamente a Darío. Se queda allí mirandolo fijamente.-
NATALIA: ¡Cobarde! –Darío mira adónde escuchó la voz y se asusta al ver a Natalia- ¡Cobarde! –Natalia sonríe malevolamente-
DARIO: -se separa de Vanessa y mira asustado hacía la ventana, dónde veía a Natalia- ¡Vete! ¡Lárgate, desgraciada! –coge un jarrón vacío y lo tira en dirección a Natalia, pero en ese momento la imagén desaparece y el jarrón se rompe en mil pedazos- ¡Vete! ¡Vete! –Darío se queda en el suelo, agarrandose de las rodillas y casi llorando de miedo mezclado con odio- ¡Lárgate...! ¡Tú estás muerta...!
-Vanessa se echa para atrás y mira tal escena grotesca. Pensaba que Darío está a punto de volverse loco. Vanessa se acerca a él, tratando de abrazarlo. Él se deja, se refugia en los brazos de la mujer que hace poco pegó y que ahora éra la única que lo podía salvar.-
VANESSA: ¡Ya, mi amor, tranquilo...! –lo abraza- ¡No hay nadie! ¡Mira que no hay nadie en la recámara!
DARIO: ¡La ví! –nervioso, espantado como un loco- ¡La ví! ¡Estaba allí...! –enseña la ventana- La perra desgraciada me estaba ofendiendo... ¡tú la oiste! –éra un paisaje grotesco; quien no lo conocía podía decir que en unos cuantos segundos se volvió loco-
VANESSA: ¡Ya...! –lo abraza consolandolo- ¡Allá no hay nadie, mi amor! –dijo mientras le acarisiaba el cabello-
NATALIA: -nuevamente aparece frente a la puerta del baño- ¡Núnca te voy a dejar en paz! ¡Vas a enloquecer completamente... y lentamente! –rie con la maldad que la caracteriza-
DARIO: ¡Lárgate, maldita perra! –llorando, se separa de Vanessa, va hacia la cama, coge las almohadas y se las pone en las orejas para no oir más nada, pero en vano, que todo lo que Natalia decía resuena en su cabeza porqué son productos de su imaginación- ¡Estás muerta! ¡Lárgate...! –llorando, tenía muchísimo miedo-
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De noche.
Hotel Imperial.
Bruno estaciona su coche frente al hotel. No sabía que justo en ese hotel se hospedaba el árabe que lo estaba buscando. Por suerte no se encuentran. Va a la habitación de Fabiola. Ella estaba viendo ‘’La Traidora’’ dónde justo pasaban el capítulo del entierro de Rogelio. Ella estaba concentrada que apenas oye que alguien estaba tocando la puerta. Se levanta y va a abrir aún mirando la tele.
BRUNO: ¡Tengo que hablar contigo!
FABIOLA: ¡Pasa! –lo hace pasar- ¡Yo también necesito hablar contigo!
BRUNO: -entra- Cláro... ¡tú dilo primero, mi amor!
FABIOLA: ¡Te dije que ya no soy tu amor! –pausa- ¿Qué está pasando, Bruno? ¿Quién es Raj?
BRUNO: -baja la cabeza, luego vuelve a mirarla- ¡De eso quiero hablarte! ¡Cuidate! ¡Cuidate de ese tipo! –Fabiola lo miraba indignada- No es de fiar...!
FABIOLA: ¿Y tú sí? ¿Qué le hiciste? Dice que no le pagaste... que lo estafaron... a él y a un grupo de inversionistas árabes.
BRUNO: ¡Puras mentiras! –suspira- No te puedo decir más cosas, pero cuidate mucho y no confíes en él ¿sí? ¡Prométemelo! Lo último que quiero es que ese imbécil se aproveche de ti.
FABIOLA: -lo mira confundida- ¡No te preocupes! Yo sé cuidarme sola.
BRUNO: Yo me tengo que ir a Brasil por un asunto de negocios, pero estamos en contacto ¿sí?
FABIOLA: ¿Cómo que te vas? ¿Y qué va a pasar con nuestros hijos?
BRUNO: -evita mirarla, luego vuelve a mirarla- ¡Múdate a la casa! ¡Por lo menos mientras yo estoy fuera! No quiero que ese maldito árabe te lastime. ¡Hazme caso!
FABIOLA: -suspira- Está bien. Estos días voy a regresar a la casa.
BRUNO: Verás que no te vas a arrepentir y te darás cuenta de que tengo la razón en prevenirte sobre ese árabe.
FABIOLA: Ok.
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Hotel Imperial.
Habitación de Raj.
Raj estaba echado en la cama, con una copa de whisky en la mano. Movía la mano con la copa para que el whisky se mezcle. Pensaba en Fabiola.
RAJ: -pensando en voz alta- Mmm... tu vieja pagará lo que me debes, Brunito! –sonríe malevolamente- Uff... ¡y con lo rica que está será un placer enamorarla! –se mordía el labio inferior con tan solo imaginarse a Fabiola a su lado en la cama entregándole el amor, mucho amor-
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Segundo día.
Cabaña del Ajusco.
Darío llegó con Demetrio. Estacionaron frente a la cabaña. Se enfocan colocando los paquetitos con la mercansilla bien escondidos en la cabaña. Demetrio estaba enfrente de la puerta a ver si venía alguien. Pero eso es una pista para la policía. El comisario llegó con sus hombres incluso los agentes Bequex y Urquía. Los coches tenían las alarmas prendidas porqué estaban en una misión de alto riesgo. Los dos han terminado de colocar la mercansilla, mientras que afuera, el comisario y sus hombres llegan al lugar, se bajan de los coches apuntando con las armas hacia la salida de la cabaña. Esperaban a que Darío salga para caerle encima. En la parte trasera de la cabaña, se enfoca una sombra acercándose. La sombra arrastraba con ella gasolina. A la sombra no se le ve ni la cara, ni el cuerpo, solo se enfocan los pies. Esa sombra esparza gasolina por la parte trasera de la cabaña, se enfoca haciendo después un camino de gasolina hacia el bosque que estaba cerca de la cabaña. Termina de hacer el camino de gasolina, saca un cerillo y lo prende. El fuego quema todo con una rapidéz tremebunda.
Dentro de la cabaña. Cerca de la puerta de la salida.
Demetrio estaba aterrado por las llamas. Darío piensa rápido en una solución.
DEMETRIO: -ve el fuego que se acercaba poco a poco a ellos- ¡Fuego! ¿Cómo vamos a salir de aquí? –agitado-
DARIO: -agitado; acaba de ocurrirle una idea- ¡Ya sé! ¡Por allí! –enseña camino por entre las llamas-
DEMETRIO: -más espantado- ¿QUE? ¡Estás loco! ¡Yo ni loco entro entre las llamas!
DARIO: ¡Haya tú! Pero solo tenemos dos opciones: o salimos por allí, cuidándonos de las llamas, o nos quedamos acá para achicharrarnos como pollos en el horno.
DEMETRIO: -asustado- Si mi destino es morirme, pues me quedo.
DARIO: -furioso- ¡No digas estúpideces! ¡Vamos! Que igual y este negocio se me fue al diablo... –suspira- No sé como carajo se enteraron...
-Demetrio tenía miedo, pero a estas alturas Darío sospechaba a todo mundo menos a él.-
DARIO: -decidido- ¡Vamos o nos morimos acá!
-Demetrio estaba decidido en que tenía que salvarse. El incendio avanzaba y quemaba el lugar sin ninguna piedad. Los dos logran salir por dónde llegó el incendio, osea por la zona trasera de la cabaña.-
Afuera de la cabaña.
Los policías con los agentes estaban apuntando con las armas a la salida de la cabaña cuando ésta se incendia. El comisario deja el arma y se agarra el cabello como de desánimo.
C. JUAN: ¡Se nos escapó otra vez...!
BEQUEX: -desanimado- ¡No puede ser que ese imbécil tenga más vidas que un gato! Si la cabaña se incendió con los dos adentro, pienso que solo tenemos que entrar y verlos allí muertos.
URQUIA: -irónico- Sí, cláro... al ver el incendio se quedaron allí como estúpidos ¿no? –ríe-
BEQUEX: -a Urquía- ¿Por dónde más van a salir? Si hubieran salido por la puerta los habríamos atrapado.
URQUIA: -irónico- Sí, cláro... quizás la cabaña tenga una puerta trasera... ¿Por dónde creen que vino el incendio entonces? Ninguno de nosotros tuvo gasolina ni tampoco cerillos...
BEQUEX: El incendio es más que obvio que él mismo lo provocó desde adentro para poder salir... o pasarse por muerto.
URQUIA: -completando a Bequex- Pero también para que nosotros lo creyéramos muerto y así él salir por la puerta trasera y librársela.
-El comisario interrumpe la discusión.-
C. JUAN: ¡Hey! ¡Ya basta! Las especulaciones y las investigaciones las hacemos en la delegación. Ahorita tenemos que entrar en el preciso terreno y ver si están heridos. No podemos especular antes. ¡Venganse!
BEQUEX: ¡Tiene razón! ¡Vamos!
-Mientras, apagaron el incendio y entran a la cabaña. Dentro de la cabaña, todo estaba quemado. Los policías miran por allí buscando rastros de los dos, pero no encuentran nada.-
C. JUAN: -desanimado- Se nos escapó otra vez...
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Empresa.
Oficina de David.
David está en su oficina. Ve unos fólders e introducía unos datos en la computadora. Por la puerta entra Daniela. Cierra la puerta y se acerca a él. Él levanta la mirada de los documentos y la ve.
DAVID: -extrañado, pero felíz de verla- ¡Mi amor! –sonríe; se levanta y va a darle un beso- ¿Qué haces por aquí?
DANIELA: -le corresponde al beso dulcemente- Vine a verte... y a darte una maravillosa noticia, mi amor!
DAVID: -curioso; rodea la cintura de la mujer con los brazos- ¿Qué noticia, mi amor?
DANIELA: -felíz; le coge las manos al hombre y se las pone en su vientre- ¡Vamos a ser papás! –felices-
DAVID: -sorprendido, pero a la vez felíz- ¿De verdad, mi amor? –cargándola en sus brazos dando vueltas con ella- ¡Me haces el hombre más felíz del mundo! ¡Te amoooo! –gritando- ¡TE AMOOO! –la llena de besos-
-La mujer está felíz en los brazos del hombre que ama.-
* * *
En la tarde.
Departamento de David.
Daniela estaba viendo las noticias después de llegar de la oficina de David. En las noticias daban el incendio de la cabaña.
REPORTERA: Durante ésta mañana tuvo lugar un terrible incendio cerca de la Ciudad de México. No se encontraron víctimas, pero se supone que el fuego fue provocado por un cortocírcuito. Aún no sabemos exáctamente qué es lo que provocó el incendio, pero llegamos con más detalles en los próximos noticieros.
-Daniela veía la televisión. Prestaba atención al notición. Por el lugar dónde estaba la cabaña, pensó que pueda tratarse de su aún marido. Se toca el vientre.-
DANIELA: -extrañada- ¡Dios mío...! ¿Hasta cuándo?
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Segundo día.
Mansión SanRoman. Interiores.
Darío estaba en la biblioteca, viendo unos documentos. Vanessa había salido al centro comercial, aunque más bien salió a verse con Urquía. A Lambón lo mandó hacer un encargo, así que quedó solo en casa. La sirvienta invita pasar al abogado Armando. Armando tenía noticias de última hora. Entra a la biblioteca.
ARMANDO: ¡Buenas! ¡Te tengo noticias!
DARIO: -levanta la mirada de los papeles- ¡Pasa! –le enseña el sillón- ¡Siéntate! –Armando se sienta- ¿Qué noticias?
ARMANDO: Hablé con tu esposa. Está decidida en ir a la Corte si no le das el divorcio. Y creeme que será mejor que aceptes el divorcio.
DARIO: -se levanta- ¡Núnca! ¿Para qué? ¿Para que se case después con ese imbécil con el que está viviendo? ¡Noo! Mi mujer seguirá atada a mí hasta que alguno de nosotros se muera! –rísa malévola- Y si intenta ir a juicio tiene todas las de perder jaja. Te recuerdo que fue ella quien abandonó el hogar para irse con su amante.
ARMANDO: {Pensamiento: Si tú supieras... } –pensativo-
DARIO: -lo nota pensativo- ¡Ey! ¿A ti qué te pasa?
ARMANDO: -reacciona; pregunta asombrado- ¿A mí? Noo, nada.
DARIO: Hm... –negando con la cabeza- Espero no se te ocurra traicionarme eh... porqué más vida para contarlo no tendrás eh!
ARMANDO: -un poquito tenso- Noo... ¿cómo crees? –un poco incómodo-
* * *
Mansión Escandon.
Erika estaba con su novio Oscar. Alex estaba en la casa. Estaba desayunando en el comedor. Por las escaleras baja Fabiola, quien entra al comedor.
ALEX: ¡Buenos días, mamá! –Alex toma una última gota de jugo, se levanta y va a jalarle el sillón a su madre, luego vuelve a sentarse- ¡Que bueno que hayas recapacitado, mamá, y que hayas regresado para la casa!
FABIOLA: -se sienta y espera a que la sirvienta le traiga el desayuno- Sólo lo hize por ustedes, mi amor! Para protegerles... –suspira- Yo al lado de Bruno no puedo regresar. Ustedes ya están en una edad dónde comprenden que cuando las cosas ya no funcionan es mejor terminar.
ALEX: ¡Te entiendo, mamá! –se levanta y va a abrazar a su mamá- ¡Te quiero mucho, mamá! –le da dos besos-
FABIOLA: -le corresponde al abrazo y a los besos de su hijo- ¡Y yo a ustedes, mis amores! Sin ustedes no podría vivir!
-La sirvienta trae el desayuno para Fabiola y comienzan a desayunar.-
ALEX: Mamá, ¿tú sabes qué le habrá pasado a mi papá? Vino muy apurado, empacó sus cosas, me dió la llave de su auto y se fue. Me dijo que me encargaba de mi hermana y de ti.
FABIOLA: -pensando en Raj, el causante de todo- No lo sé, mi amor...
ALEX: -añade- Dijo que tenía un negocio que resolver en Brasil. Y se fue por tiempo indefinido...
FABIOLA: Bueno, así debe ser, mi amor. Yo desconozco los negocios de tu padre.
ALEX: Bueno...
-Los dos siguen comiendo.-
* * *
De noche.
Departamento de David.
David aún estaba en la oficina. Daniela estaba viendo la televisión, pero en realidad se encontraba también preparando una cena sorpresa para su novio. Alguien está timbrando en la puerta. Daniela sale de la cocina y va a abrir. La téle estaba encendida en el Canál de las Estrellas. En la puerta estaba Alfredo.
DANIELA: ¡Alfredo! ¿Qué tál? –le da dos besos-
ALFREDO: Bien ¿y tú? –le corresponde los besos-
DANIELA: ¡Pasa! –lo hace pasar- ¿Qué te trae por aquí? ¿Vas a quedarte a cenar con nosotros?
ALFREDO: -entra- Noo... solamente vine a platicar un rato con mi tío. Quiería saber si ya ha sabido algo de lo de mi mamá.
DANIELA: Bueno, si gustes lo puedes esperar. No sé si David logró saber algo con respeto a la muerte de Natalia.
ALFREDO: ¡No te preocupes! Tarde o temprano descubriremos al maldito asésino! ¡Y entonces que se cuide porqué sí que no voy a tener piedad! –se le leía el odio en la mirada-
DANIELA: ¡No hables así! Mejor que la justicia se haga cargo de él ¿no crees?
ALFREDO: Y el sufrimiento de mi mamá ¿dónde queda? ¡Noo! Ese maldito asésino o asésina que se cuide!
* * *
De noche.
Mansión Escandon.
Raj se ha enterado en dónde vive Fabiola y decide hacerle una sorpresa. Fabiola sale de la biblioteca y se dirige hacia las escaleras para subir a su habitación, cuando la sirvienta llega desde la puerta con un ramo de rosas rojas en las manos y una nota. Fabiola se acerca a ella.
FABIOLA: -extrañada- ¿Qué es eso Felipa? ¿Quién lo trajo?
FELIPA (SIRVIENTA): No lo sé, señora... –viendo el sobre- No pone ninguna dirección en el sobre...
FABIOLA: A ver... ¡dáme acá! –le quita el sobre, lo abre y lo lee; después de leerlo se queda asombrada- ¡No puede ser! –extrañada-
Continuará...
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