Capítulo 5: La Avería

La gente trabajaba de manera maquinizada.

La cuadrilla de Manuel estaba en el segundo nivel, y con la ayuda de una aparato que hacía de retroexcavadora, creaba un orificio del porte de cuatro personas juntas, la cual se ajustaba a la maquina extractora de mineral.

La mina era un pozo de cobre, por lo que los mineros debían hundirse literalmente en la tierra para conquistar aquel escurridizo y necesario metal rojizo.

Ya llevaba una semana, y a pesar de dársele bien esto, Manuel no hallaba las horas de que su verano terminará.

No soportaba ese calor agobiante que se le pegaba al cuerpo, como tampoco el constante polvillo que le tapaba la nariz.

- Estamos bien… – dijo con alegría Juan, uno de los más entusiastas de la cuadrilla, mientras bajaba de la máquina excavadora – creo que en un par de horas podremos pedir la otra máquina para poder avanzar.

- ¡Excelente! – exclamó otro hombre a espaldas de Manuel - ¡puede que este día sea más corto que el anterior!

- ¡Manolito! – grito un hombre al que todos en la mina decían “el cholo” por su tez clara y ojos de verdes al tiempo que agitaba un cable de radio con fuerza - ¡tu papá quiere hablar contigo!

Manuel, resoplando, camino en dirección a la camioneta de la empresa Urquieta.

Urquieta S.A. era la empresa de la familia de Fernando, su mejor amigo en Los Ángeles. Aún cuando él no era fanático de la actividad, debía reconocer que su familia se las había arreglado para que este negocio fuera lo bastante lucrativo como para mantener un estándar y status frente a la comunidad.

Fernando también quería irse de Los Ángeles, pero sabía muy bien que sus padres no lo dejarían. Por ello, y para poder salir de ahí aunque fuese por un tiempo, se decidió a estudiar Ingeniería, sólo por darles en el gusto.

Por una caída del mercado, estuvieron un tiempo obligados a vender algunas acciones, y en un momento toda la gente de la mina resintió la baja de dinero circulante… su padre tuvo que vender muchas cosas para subsistir, incluso tuvo que echarle mano al dinero que su madre y su abuela habían ahorraron para sus estudios.

Por ello, Manuel se vio obligado a buscar créditos y becas para hacer frente a sus gastos como universitario.

Aquella era una razón más para odiar aquel lugar.

- ¿Qué sucede? – respondió Manuel sin más, frunciendo los labios, tomando la dichosa radio.

- Tengo una máquina mala… – dijo su padre bastante inquieto - ¿será que tú puedes verla?

- No soy mecánico, papá… – rezongó Manuel de malas – y ese tipo de máquinas necesita una supervisión especial ¿cuándo la adquirieron?

- Hace dos meses – resopló su padre con frustración.

- Entonces sólo hay que activar la garantía – afirmo él como si nada. Por regla general, la maquinaria pesada tenía un año.

- ¿Te das cuenta que esto nos retrasaría por lo menos tres semanas? – exclamó el hombre molesto.

- Tú decides… – replicó Manuel repentinamente irritado – tampoco puedes hacer funcionar esa máquina sin poner en riesgo a los hombres. Lo mejor que puedes hacer es hablar con don Joaquín y que él agilice la garantía.

Sin decir nada, Carlos cortó la comunicación.

Manuel sabía que estaba molesto.

Volviendo a su trabajo, Manuel se pasó la mano por la cara, y esbozo una mueca.
Cada día odiaba más este lugar y se convencía de que debía largarse de ahí.


- Buenos días, Fernando.

La voz impersonal de la señora Puebla hizo que Fernando hiciera un respingo aunque, sin embargo, busco la manera de disimularlo inclinando levemente la cabeza.

Aquella mujer, secretaria de su padre desde hacía años, lo conocía muy bien desde pequeño, demostrándole una simpatía muy correcta.

Torciendo el labio, el hombre entró en su oficina, y observándola con la habitación como si tuviera la culpa de su martirio, se dejó caer en el mullido asiento de cuero detrás del escritorio y se cruzo los dedos a la altura del mentón.

Tengo que cumplir mi promesa… se dijo intentando darse valor. También se lo había prometido a su abuelo. Aquel era un lugar lleno de recuerdos y significados para su familia, y en sus manos estaba que aquello siguiera manteniéndose en el tiempo.

Respirando con fuerza, se dispuso a tomar unas carpetas que estaban sobre la mesa, y leyéndolos con detención, se dispuso a hacerse cargo de la parte de administración que su padre le había asignado: mantención de proyectos, adquisiciones, garantías y relaciones públicas.

Había pasado una hora cuando sintió que la puerta de su oficina se abría con suavidad.

- ¿Te molesto?

Levantando apenas la cabeza, la presencia de Susana hizo que este enderezara con rapidez y se levantara de su asiento. Aquella, vestida con su habitual ropa de trabajo, traía en una mano un casco blanco.

- No es necesario tanta educación… - se río la mujer esbozando una sonrisa – con que me digas hola es suficiente.

- Nada de eso… - repuso el hombre pasando por el escritorio con una amable sonrisa, y dándole un beso en la mejilla se sentó en el borde de la mesa de caoba en tanto Susana hacia lo mismo en una silla frente a él - ¿en qué puedo ayudarte?

- Tenemos una máquina mala… don Carlos dice que se adquirió hace dos meses por lo que podemos activar la garantía.

- Claro que sí… ¿de qué tipo de máquina estamos hablando?

- Es una retroexcavadora de carga ligera que utilizamos en los túneles.

- ¿De esas pequeñas?

- bueno… - resopló Susana con una risita - si las comparas con las Hércules esas que tenemos para hacer los túneles de dos vías, claro… ¡son unas hormigas al lado de ellas!

- ¿Y dónde se compro esa máquina? – quiso saber Fernando sonriendo ante ese comentario.

- Creo que en Aluz… - indico Susana, y reclinándose en su asiento, agregó con confianza – tu papá siempre compra ahí.

- De acuerdo… - afirmo el hombre parándose de su asiento – buscaré las formas y llamare a esa empresa para que se haga cargo del asunto.

- Trata que traigan una nueva… por lo general, siempre envían técnicos para reparar y nunca quedan como deben quedar.

- Vale.

- Por cierto… - Susana se levantó de su asiento con las manos en la cintura con expresión despreocupada - ¿has visto a Manuel?

Meneando la cabeza, Fernando no pudo evitar ensanchar su sonrisa.

- Tengo entendido que está en la mina… - indico este haciendo un suave carraspeo – creo recordar que don Carlos le había pedido que viniera a apoyar a su cuadrilla.

- Eso oí… - la mujer se mordió el labio y bajo la mirada – pero no estaba segura.

Echándole una mirada de cariño, Fernando estaba claro que su amiga de la infancia estaba más que interesada en Manuel. Y no de ahora. Si su memoria no le fallaba, ya desde que estaban en la escuela, sus enormes azules resplandecían nada más ver que él aparecía.

- Podrías ir a ver a la cuadrilla 25… - señaló él refiriéndose al número que le correspondía a Manuel – y cerciorarte por ti misma.

Quizás necesita un empujón… se dijo Fernando luego de ver como Susana salía de la oficina como si tuviera alas en los pies, y acercándose a la ventana, se encontró pensando cómo le gustaría que alguien, quien fuera, hiciera lo mismo por él.

Que duro y sacrificado el trabajo de la mina, aparte de muy peligroso, no me extraña que Manuel lo deteste. Tal vez debería buscarse algo mejor al aire libre, en la agricultura o la ganadería se tiene más calidad de vida, pero claro si en su zona no hay otra cosa... pobres.

Cuando mencionas Los Angeles, te refieres a la ciudad de EEUU o a la de Chile? Es que me suena que hay una allá.

Susana ilusionada con Manuel pero parece como si a Fernando le hubiera molestado según luego lo que sentía, será que le gusta Susana y no tanto Ariel como yo creía? No yo creo que no, creo que la ve solo como amiga.

La única cosa que me dificulta al leer la novela un poco es imaginarme el resto de personajes que no están en el elenco pero bueno. Los principales ya los voy mentalizando, Susana la chica rubia, los dos chicos estos, Ariel... etc.

Buen cap!

Pspain escribió:Que duro y sacrificado el trabajo de la mina, aparte de muy peligroso, no me extraña que Manuel lo deteste. Tal vez debería buscarse algo mejor al aire libre, en la agricultura o la ganadería se tiene más calidad de vida, pero claro si en su zona no hay otra cosa... pobres.

Cuando mencionas Los Angeles, te refieres a la ciudad de EEUU o a la de Chile? Es que me suena que hay una allá.

Susana ilusionada con Manuel pero parece como si a Fernando le hubiera molestado según luego lo que sentía, será que le gusta Susana y no tanto Ariel como yo creía? No yo creo que no, creo que la ve solo como amiga.

La única cosa que me dificulta al leer la novela un poco es imaginarme el resto de personajes que no están en el elenco pero bueno. Los principales ya los voy mentalizando, Susana la chica rubia, los dos chicos estos, Ariel... etc.

Buen cap!

La vida del minero siempre ha sido sacrificada... llena de altibajos, turnos largos, etc... y claro, Manuel lo detesta. No sólo por lo que significa trabajar en un lugar como ese, sino por todo lo que su padre ha tenido que sacrificar... incluido, el dinero de sus estudios.
En Chile si existe un "Los Ángeles", pero esta se encuentra en la octava región de Chile. El sector minero (de cobre) esta concentrado entre la 2da y 4ta región.
Y por supuesto, mi escenario es ficticio.

Por otra parte, a Fernando no le molesta que Susana este enamorada de Manuel... todo lo contrario... le parece interesante como puede ir surgiendo el amor... sobre todo por que no lo ha sentido en carne propia, pues, de hecho, él no esta enamorado de Ariel, como tampoco Manuel.
Ariel, para ellos, todavía es un recuerdo...

Y bueno, con respecto a los personajes, intentaré ver como puedo mostrarte más rostros...

Un beso

Qué dificil el trabajo en la minería y más cuando significa sacrificios como a Manuel que ya no pudo estudiar.

Creo que a Susana le gusta Fernando, así tal vez Ariel cuando regrese a ellos pueda quedar con Manuel y los dos amigos no pelear, pero bueno mejor sigo leyendo antes de sacar conclusiones falsas, jeje.