Capítulo 6: Los Ángeles

- ¿A qué no adivinas de dónde viene esto?

Esteban sonrió como si fuera un gato que se hubiese comido la crema mientras movía un escrito frente a las narices de Ariel con un gracioso ademán.

Arrebatándoselo sin mucha delicadeza, Ariel se levantó del asiento de su escritorio y leyó el contenido con detención arqueando las cejas mientras hacía un gesto de no comprender.

Era un formulario de activación de garantía de una máquina excavadora comprada hacía dos meses.

- ¡Tonta! – replicó Esteban extendiendo aún más una sonrisa maliciosa - ¿no se te hace familiar el nombre de “Los Ángeles”?

Pestañeando muchas veces, luego de un instante, Ariel abrió los ojos con franca sorpresa para después dirigir su atención hacia el nombre de la razón social de la empresa.

Urquieta…

- Nos llegó la revisión de una garantía de una máquina excavadora de 25 millones de pesos y cuando leí el lugar de donde venía la factura… – observó a su amiga entrecerrando los ojos junto con un gesto coqueto e indico – pensé que podría interesarte.

Volviéndose a sentar con rapidez, Ariel se reclino en el asiento mientras se pasaba la mano por el rostro.

Por primera vez en mucho tiempo tenía noticias de ese lugar.

- Un tal Fernando Urquieta… – continuó diciendo Esteban – pide que se le cambie la maquinaria que… - extendiendo la mano, le quitó el papel a Ariel y leyó con una expresión muy seria – “resultó defectuosa, la cual ha hecho detener trabajos que cuestan millones de dólares”… - sosteniendo los ojos oscuros de su amiga, el hombre señaló con cierta gravedad – esto es señal de un cliente difícil, por lo que te va tocar a ti poner tu linda carita al tipo ese para que lo convenzas que la máquina debe ser revisada por un equipo técnico… - y agregó con un bufido - ¡ahhh! ¡Y también está solicitando la revisión de tres máquinas que adquirieron en la misma fecha!

- No puedo ir – aseguró ella desviando la mirada hacia otro lado, presa de una gran ansiedad.

Nada más escuchar el nombre de uno de sus compañeros de la infancia, un escalofrío de aquellos le erizo completamente la piel.

- Eso no lo decides tú… – replicó contrariado el hombre frunciendo el ceño, y parándose derecho, reiteró – ni Mariano Latorre o Juan Salvatore tienen tu experiencia para resolver estos problemas.

- No puedo – exclamó Ariel, volviéndose a su amigo con los ojos muy grandes.

Aún cuando sentía un fuerte de deseo de volver a esa tierra, no estaba segura que aquello fuera una buena idea.

Eran demasiados los recuerdos y, cada uno de ellos, era de una angustia y desazón que no creía poder contener.

La casa que había sido de su padre… la vieja escuela… el cementerio donde yacía su madre, y ahora, probablemente también su padre…

¡Dios!

- No puedes negarte… – objetó Esteban – con suerte, será cosa de un par de días.

Él, más que nadie, sabía lo difícil que era para ella poner un pie en ese lugar. Aquel había sido el escenario de su mayor desdicha, pero, consideraba, que ya era tiempo que lo superará.

Después de todo, han pasado ya 18 años…

- Sabes muy bien que no puedes quedarte a cargo de esto tú sólo… – lo cortó Ariel
con una mirada asesina – es demasiado trabajo… además, te llevas pésimo con Morgan. Lo más seguro es que al cabo de un par de horas, uno de los dos aparezca asesinado.

- Eso es lo menos… - y parpadeó con intensión – además ¡no seas melodramática! ¡tú sabes muy bien que cuando quiero soy un verdadero encanto! – y luego entreabrió los ojos con sospecha e inquirió - ¿No será acaso que dejaste un novio por ahí, Ariel?

- ¡Por favor, Esteban! – resopló Ariel haciendo un marcado respingo con la nariz - ¡tú siempre viendo corazones donde no los hay!

- Sí tú lo dices, querida… - indico este poniéndole mala cara – ¡no te olvides que eres tú la que le gustan las películas románticas! - y volvió a la carga, ahora, mirándola a los ojos – por favor… tienes que ir… eres la única capaz de hacer que las cosas funcionen.

Apoyando un par de dedos sobre la frente, Ariel le dirigió una mirada sentida.

Tenía razones de sobra para quedarse en donde estaba. Además tenía un trabajo que se le acumulaba a cada minuto y dedicarle tiempo a una máquina le parecía, francamente, algo que perfectamente podía ser otro.

Pero también estaba la oportunidad que le daba la vida para volver a reencontrarse con su pasado.

Parece ser que Ariel no quiere regresar a su pueblo para no reencontrarse con su pasado y la gente de su infancia... Esteban que pedante resultó, un poco negrero como jefe pero algo oculta Ariel sobre su pasado, aquí hay gato encerrado algo pasó y algo no muy agradable...

Buen cap.!

Pspain escribió:Parece ser que Ariel no quiere regresar a su pueblo para no reencontrarse con su pasado y la gente de su infancia... Esteban que pedante resultó, un poco negrero como jefe pero algo oculta Ariel sobre su pasado, aquí hay gato encerrado algo pasó y algo no muy agradable...

Buen cap.!

Ariel es una persona muy sentimental... sabe que el retorno a lo que fue su casa no la va a dejar indiferente, sobre todo por los recuerdos...
Esteban no es su jefe. Trabajan juntos y la conoce mucho. Son amigos desde hace tiempo, y bueno, algunas veces los amigos te obligan a tomar decisiones que no quieres hacer no con el mejor de los modos.

Gracias Pedro... un abrazo