Capítulo 7: Noche de Juerga
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Capítulo 7: Noche de Juerga
Su padre estaba que reventaba.
La concesionaria donde habían comprado aquel armatoste envió un mail diciendo que iban a mandar a un equipo el próximo lunes para evaluar la máquina por lo que Carlos Valenzuela estaba de un genio de los mil demonios.
Aquello significaba tres semanas de retraso y todas las noches desde que ese maldito cacharro se descompusiera, no había hecho otra cosa más que gruñir y echar chispas.
Estaba claro que tenía miedo de no cumplir con las metas que la empresa tenía para su cuadrilla.
Estaba anocheciendo y, sin ánimo de dejarse amargar, Manuel quedo con Fernando en el bar de siempre.
Mientras iba de camino recordó cuando ambos, unos chamacos de quince años, se sentaban en la banca de la plaza a platicar de cómo sería su vida después que cruzarán el umbral de esa puerta.
Todos los hombres del pueblo se reunían ahí.
Aquel era su territorio.
Nadie más que ellos sabía lo que sucedía dentro de ese espacio que ellos calificaban como propio.
Con una alegre sonrisa, como si fuera ayer, tanto él como Fernando, con las manos en los bolsillos y los hombros apretados, ambos adolescentes, sintieron que una transformación operaba en ellos, una vez que se sentaron en las butacas de madera de aquel local, donde se respiraba olor a tabaco y se escuchaban risotadas alegres de los comensales.
Agitando brevemente la cabeza, sus ojos buscaron a su mejor amigo sentado junto a la barra, y nada más verlo, apretó su hombro con afecto.
- Buenas noches señor Urquieta.
- ¿No es el señor Valenzuela que se digna a visitarnos? – expresó este volviéndose a Manuel y, de buen humor, se levantó de su asiento para abrazar a su amigo de años - ¡qué bueno verte!
Acomodando ambos hombres los brazos sobre la barra, se enfrascaron en una conversación de esas que siempre tenían cuando ambos se encontraban, y es que desde Fernando se tituló, don Joaquín hizo todo lo posible porque permaneciera la mayor cantidad de tiempo en los Ángeles, mientras que Manuel, aunque había egresado, buscaba afanosamente empleo para poder desligarse de una buena vez del yugo que significaba para él regresar a la casa de su padre.
- ¿Todavía con la idea de ingresar a Aluz? – preguntó Fernando, refiriéndose a la empresa de maquinaria y tecnología más grande del país.
Era una de las prestigiosa del rubro, donde tenía fama de especializar a sus profesionales en áreas bastantes complejas, convirtiéndose en la ambición de cualquier ingeniero joven que quisiera hacerse de un nombre.
- No he recibido respuesta al curriculum que envié… – contestó él haciendo arrugando brevemente la frente – puede que todavía sea pronto, total fue hace un par de semanas… guardo la esperanza que lo hagan pronto.
- ¿Y no te apetecería quedarte aquí…. conmigo?
Sonriendo, Fernando consideraba que el suplicio de trabajar en la mina sería más llevadero si su amigo de toda la vida estaba a su lado.
- Gracias Fernando… - contestó Manuel con una leve sonrisa de disculpa – pero tú sabes, mejor que nadie, que no deseo por nada del mundo quedarme aquí.
- ¿Y qué dice tu abuela? – inquirió Fernando, sabiendo de antemano el pensamiento de don Carlos.
La señora Laura, una señora de 70 años, era una dulzura de mujer. Se ocupo de Manuel desde que tenía 12 años, cuando murió la madre de él, y desde entonces, él ha sido su consentido.
- Ella no dice nada… – Manuel se mordió el labio con preocupación. Su abuela era una persona muy sensible – cuando le he dicho que se vaya a vivir conmigo, ella se levanta y se va… - arqueando las cejas con desgano, añadió - mi abuela nunca dejará este lugar.
- Es comprensible… – Fernando tomó su vaso e ingirió un poco de su contenido – doña Laura lleva toda una vida aquí… aún cuando te quiera muchísimo, ningún lugar será como los Ángeles… - al ver el rostro circunspecto de su amigo, carraspeo brevemente y añadió - por cierto, y cambiando de tema, hay una fiesta en casa de Susana… ¿te parece que vayamos a ver qué tal?
Susana se la había pasado toda la tarde recordándole a Fernando que la fiesta iba a ser en casa de sus padres y que tenía que llevar a Manuel.
Torciendo el labio, tenía que reconocer que le agradaría mucho si esos dos terminarán juntos, pero algo le decía que eso no sería posible. Aún cuando Susana era mujer citadina, también era muy nostálgica.
Manuel, en tanto, sin mucho entusiasmo, asintió.
En este pueblo no pasaba nada emocionante, y una pequeña fiesta era un verdadero acontecimiento.
No perdía nada con ir.
Estacionando su carro de manera limpia en el antejardín de una casona amplia ubicada en los suburbios, aquella era de una construcción antigua, de regias habitaciones.
Nada más bajarse del coche, ambos hombres esbozaron una sonrisa al darse cuenta que Susana estaba echando la casa por la ventana.
Atiborrada a rabiar, la gente salía de todas partes mientras que la música llegaba a grandes decibeles entremezclándose con las voces que congregaba esa multitud.
Entrando por la parte principal, sólo tuvo que dar dos pasos para que una mujer de cabello rubio se estampara en un apretado abrazo con sus amigos de la infancia.
- ¡Manuel! ¡Fernando! – exclamó con agrado Susana en voz muy alta, casi gritando - ¡qué bueno que se animaron a venir!
- No podíamos faltar a ese magno evento… - indico Manuel mostrando una luminosa sonrisa mientras admiraba lo atractiva que lucía la anfitriona – además ¡mírate! ¡hoy vas a opacar a todas las estrellas!
- ¡No digas eso que me vas a hacer sonrojar! – exclamó la mujer algo azorada, y es que en esta ocasión se había esmerado más de lo normal colocándose un vestido de una pieza color gris plata apegado al cuerpo, el cual le llegaba dos dedos antes de la rodilla.
- Es verdad, querida… - estuvo de acuerdo Fernando hablándole al oído a su amiga - ¡hoy estás fabulosa!
Luego de intentar intercambiar unas cuantas palabras mientras se tomaban unas cervezas artesanales que Susana había traído de Valdivia, Fernando sintió como el móvil comenzaba a vibrar en el bolsillo de su pantalón.
- Disculpen… - señaló moviendo los labios mirando a su amigo al tiempo que le enseñaba el teléfono – vuelvo enseguida.
- ¿Te gustaría bailar conmigo? – preguntó Susana muy cerca del oído de Manuel al ver que ambos se habían quedado solos.
Este, torciendo el labio, frunció levemente la nariz como si quisiera mantenerla en suspenso, y es que Susana Flores era para él una de las muchachas más atractivas que conocía kilómetros a la redonda. Divertida, risueña, independiente y hermosa… eran cualidades que la hacían deseable como a ninguna.
En tanto, Susana, alentada ante la mirada brillante de Manuel, tomó una de sus grandes manos y con una gran sonrisa esplendorosa, lo tironeo hasta la pista de baile.
Sin poder negarse, el hombre dejó que ella lo llevara, y es que aunque no era bueno bailando, la idea tentadora de tener a esa mujercita de ojos azules tan cerca pues no creía tener tanta voluntad como para dejarlo pasar.
Agradeciendo que ella llevara al ritmo de esos reggaetones, los cuales odiaba a muerte, una risa espontanea despunto de sus labios al ver como ella se movía frente a él, con un descaro y una sensualidad que podía hacer que hasta un santo pecara.
Cuando escucho que una melodía más suave cambiaba bruscamente el ritmo, Manuel tomó a Susana por la cintura, y dejando que ella descansara su cabeza en su pecho, él se balanceo con gracia sobre sus dos pies izquierdos.
- Se te da bien esta música – rió bajito Susana, y extendiendo una mano sobre su pecho, cerró brevemente los ojos.
Quería disfrutar de ese breve contacto donde podía escuchar su sonido regular de su corazón.
Manuel, en tanto, con un deje de satisfacción, sonrió abiertamente. No le gustaba mucho bailar. Sufría mucho con esa actividad, pero la cadencia tranquila de las baladas le daba la seguridad de que no le pisarían el pie a nadie.
Haciendo un respingo involuntario, el recuerdo fugaz de haber tropezado con Ariel en una fiesta de escuela afloro en su mente como si fuera un estornudo y torció el labio.
Pobrecilla… pensó, a estas alturas debe odiar bailar.
- ¿Manuel?
- Sí, Susana – contestó el hombre volviendo a lo que estaba.
- ¿Te das cuenta que es la tercera vez que bailamos los dos?
- ¿A sí? – y apartándola un poco, la miro a los ojos con un gesto pícaro - ¿no me digas que las tienes contadas?
- Sí… - sosteniendo su mirada, Susana curvo una suave sonrisa – no han sido muchas como para que me quiebre el cerebro.
- Claro… - asintió Manuel – pero no ha sido por culpa mía.
- ¿De quién si no?
- Tengo una leve sospecha de quien puede ser… - señaló él con un tono especialmente ronco mientras examinaba el rostro agradable de la mujer – claro que puedo dejar pasar a esa ofensa sí ella promete seguir bailando conmigo.
En tanto, Fernando, con el teléfono pegado en el oído, meneaba la cabeza como si le doliera.
- ¿Y porque tengo que ir mañana? – inquirió algo cabreado, y es que no entendía a su padre.
Le había asignado sus funciones pero, sin embargo, quería que hiciera otras.
- Tú te llevas mejor con Castañeda… - resopló su padre refiriéndose al presidente de la cámara de minería, con el cual tenía una relación muy tirante después de que, en su juventud, hubiera tenido un noviazgo con una de sus hermanas, el cual tiro por la borda luego de conocer a Mariela, la madre de Fernando, algo que, por supuesto, el muchacho desconocía – y estoy seguro que podrás explicarle mejor los informes que yo.
- No te entiendo, papá… - rezongó Fernando algo molesto y suspiro – pero ¡está bien! ¡tú te las arreglarás con esa gente que viene de Aluz mañana a medio día!
- No te preocupes.
Nada más cortar, Fernando apretó los labios con fastidio.
¿Cómo quieren que sea responsable de esta empresa si me cambian de función como si fuera un títere?
Meneando la cabeza, respiro profundamente.
No sacaba nada con perder los estribos.
Algún día tendría la vida que se merecía y, quien sabe, sería lo bastante feliz como para no mirar atrás.
jerycz- Mensajes : 588
Fecha de inscripción : 24/07/2011
Re: Capítulo 7: Noche de Juerga
Mi queridísima Jery ¿Qué ha pasado con tu novela? Ya va para el mes que no publicas un nuevo capítulo, te leí y comenté el primero y pienso seguirla toda completa pero dime por favor si si la vas a seguir, no me vayas a dejar a medias, por fa
Gloria- Mensajes : 11369
Fecha de inscripción : 18/07/2011
Localización : MEXICO
Re: Capítulo 7: Noche de Juerga
Claro que no... por supuesto que la voy a seguir... lo que pasa es que de primera era porque nadie se asomaba a darle un vistazo (por lo que a mí respecta, es relativo el tema de los comentarios, pero darle una miradita sin compromiso no daña a nadie y a mí menos) y después, y lo más importante, es que se vino mucho trabajo encima... de hecho, casi colapso...
Pero espero publicar mañana. Espero que me tengas paciencia.
Un beso gigante, querida Gloria, y gracias por tu preocupación
Pero espero publicar mañana. Espero que me tengas paciencia.
Un beso gigante, querida Gloria, y gracias por tu preocupación
jerycz- Mensajes : 588
Fecha de inscripción : 24/07/2011
Re: Capítulo 7: Noche de Juerga
Pues de hecho tienes dos lectores seguros, Pedro que te lee en cuanto sale el capi y a mi que aunque lentamente pero sí te voy a estar leyendo y comentando. Mil gracias por tu respuesta y por tu linda historia, mi querida Jery
Gloria- Mensajes : 11369
Fecha de inscripción : 18/07/2011
Localización : MEXICO
Re: Capítulo 7: Noche de Juerga
Gracias querida Glorita
jerycz- Mensajes : 588
Fecha de inscripción : 24/07/2011
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