Capitulo 5: No le temas al amor, Leonela
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Capitulo 5: No le temas al amor, Leonela
Luis Pablo [Jorge Luis Vásquez] persigue en la moto de Genaro a Leonela, pero, en una intercepción choca con un auto y yace tendido en el pavimento.
El conductor sale de su auto, asustado, acompañado de una despampanente mujer, vestida en shorts y escote, lo cual saca a relucir sus senos firmes, cuerpo de guitarra y piernas torneadas…
MUJER: ¡Te dije que manejaras con cuidado y no dejaras de estar mirando mis piernas!
HOMBRE: Perdóname, amorcito… es que no me resisto a ver tu sensual belleza.
La bella mujer le mueve los hombros y le guiña el ojo. El hombre suspira por ella.
MUJER: ¿Y ahora que hacemos? ¡No se mueve! ¿Y si está muerto? ¡Creo que tenemos que irnos de aquí!
HOMBRE: No podemos dejarlo aquí solo… hay que pedir ayuda…
En ese momento, Luis Pablo reacciona. La mujer le guiña el ojo a Luis Pablo, sin que el novio se diera cuenta.
LUIS PABLO: ¡Oh! ¿Dónde estoy?
MUJER: ¡Mi novio estaba atravezando y, de repente, tú te atravesaste! ¡Ahora vamos a llamar por ayuda!
LUIS PABLO: Lo siento mucho… pero, no es necesario… ya estoy bien…
HOMBRE: ¿No quieres que llamemos a tu familia?
LUIS PABLO: Si, hay una persona que quisiera llamar.
Luis Pablo se levanta adolorido, mientras la mujer trata de levantarlo… ¡¡¡Auch!!! Entonces, el hombre agarra su celular y marca los números que Luis Pablo le dicta. Es el número telefónico de Genaro [Gabriel Soto], su amigo, quién le notifica del accidente.
HOMBRE: (a Genaro, hablando por celular) Hola… llamamos para decirle que su amigo… Luis Pablo… tuvo un accidente y está herido…
GENARO: ¡Qué pasó! ¿Cómo está? ¡Donde está!
HOMBRE: No se preocupe… está bien… quiere hablar con usted…
El hombre le entrega su celular a un adolorido Luis Pablo…
GENARO: ¡Luis Pablo, carnal! ¡Qué pasó! ¿Dónde estás?
LUIS PABLO: Estoy en una esquina…
Luis Pablo le da el nombre de la calle donde se encuentra.
GENARO: ¡Conozco ese lugar! ¡Voy para allá!
Entonces, Genaro rapidamente maneja en su camioneta del 50 rapidamente rumbo hacia el lugar de los hechos.
Finalmente, Genaro [Gabriel Soto] llega al lugar del accidente.
GENARO: ¡Luis Pablo, carnal! ¡Qué pasó!
HOMBRE: ¡No es mi culpa! ¡El se atravezó!
LUIS PABLO: Estoy bien, carnal. Solo tuve un pequeño accidente. Pero, todo está bien.
GENARO: ¿No quieres que te llevemos a un Hospital?
LUIS PABLO: No es necesario… ¡Auch! Llévame a mi casa mejor… ¡Auch!
GENARO: Está bien.
Entonces, el hombre ayuda a Luis Pablo para introducirlo a la camioneta de Genaro. Colocan la moto de Genaro en la parte de atrás. Entonces, Luis Pablo y Genaro emprenden el camino de regreso rumbo hacia el barrio “Las Barrancas.”
Durante el trayecto, Genaro, manejando, extiende la mano para encender la radio. Se escucha una canción de Juan Gabriel:
“muriendo de amor/ por ti/ Yo sigo amándote tanto mi amor/ que me resigno aun/ a ser tu olvido y tu adiós/ que te olvides eso es lo que quieres tu/ Como hacer/ si jamás/ yo vivi / ni sentí nada igual.” (“Muriendo de amor”, autor e intérprete: Juan Gabriel)
Luis Pablo piensa en Leonela.
GENARO: ¿En serio no quieres ir a un Hospital?
LUIS PABLO: ¡No! ¡Estoy bien! ¡Vamos a casa!
GENARO: Está bien… pero, ¿Qué fue lo que pasó, carnal? Cuéntame.
LUIS PABLO: La estaba siguiendo…
GENARO: ¿Siguiendo? ¿A quién estabas siguiendo?
LUIS PABLO: La estaba siguiendo a ella… a Leonela…
GENARO: ¿Leonela? ¿Sigues con esa absurda obsesión?
LUIS PABLO: ¡No puedo dejar de pensar en ella! ¡No puedo!
GENARO: ¡Por favor, Luis Pablo, deja a esa muchacha tranquila! ¡Ella no es de tu clase!
LUIS PABLO: ¡Soy un imbécil! ¡Un tonto! ¡Como pude haberle hecho daño a ella! ¡Por qué!
GENARO: ¡Está bien! ¡Iremos a tu casa para que te atienda Doña Caridad!
Pero, Luis Pablo hace oídos sordos de los consejos de su amigo, mientras vuelve a sonar la canción “Muriendo de amor” de Juan Gabriel, la cual le recuerda a Leonela.
“muriendo de amor/ por ti/ Yo sigo amándote tanto mi amor/ que me resigno aun/ a ser tu olvido y tu adiós/ que te olvides eso es lo que quieres tu/ Como hacer/ si jamás/ yo viví / ni sentí nada igual.” (“Muriendo de amor”, autor e intérprete: Juan Gabriel)
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Mientras tanto, en la casa de la familia Guerra, Doña Caridad [Ana Martin] conversa con Maricaro [Rebecca Schaeffer], sentadas en el sofá, mientras escuchan una canción de Los Brios…
“Cuando camines un camino/ y una mano te salude/ te acordarás de mí…” (“Yo sé que te acordarás”, intérprete Los Brios)
MARICARO: Qué bonita canción… tiene una letra muy romántica y sublime…
CARIDAD: ¡Esto si era música! ¡No como la música que escuchan los jóvenes de hoy! ¡Puro ruido y gritos, sin nada de armonía!
En ese momento, Maricaro se detiene al ver una foto en blanco y negro en una mesita…
MARICARO: ¿Esa es usted, Doña Caridad? ¡Uau! ¡Qué chula era, digo, es usted!
CARIDAD: ¡Bueno, ahora estoy vieja y con unas libritas de más, pero, cuando era soltera, fui reina de la Primavera!
MARICARO: Eso se ve por la foto… y tiene unos hijos maravillosos, también.
CARIDAD: Así es. Orlando todavía es un niño, todavía tiene mucho que aprender de la vida… Ernesto tiene una buena mujer… o sea, tú… y bueno, Luis Pablo…
En ese momento, tocan insistentemente la puerta. Maricaro corre para abrir la puerta y pregunta quién es. Es Genaro que lleva sosteniendo a Genaro, herido de una pierna. Caridad se impacta al ver a su hijo en ese estado.
CARIDAD: ¡Luis Pablo! ¡Hijo! ¡Pero, qué ha sucedido!
GENARO: ¡Luis Pablo tuvo un accidente con la moto y necesita ayuda!
CARIDAD: ¡Ay, bendito! ¡Vamos, traigan una silla del comedor y siéntenlo allí y busquen algo para que apoye la pierna! ¡Maricaro! ¡Trae unas toallas limpias que están en la lavandería y también, las vendas y el agua oxigenada!
MARICARO: Si, doña Caridad. Permiso.
Entonces, el niño Orlando trae una silla para que Luis Pablo se siente. El herido apoya su pierna sobre otra silla, y con unos cojines envolvidos con una toalla limpia. Maricaro hierve agua caliente para ayudar a desifectar la herida. Maricaro y Caridad auxilian a Luis Pablo… ¡Auch! ¡Auch!
CARIDAD: ¡No te quejes tanto, hijo, que no es de gravedad! ¡Ya quisiera que dieras a luz para que veas lo que es bueno!
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Mientras tanto, Leonela [la bellísima Ximena Navarrete] llega desesperada al apartamento de su amiga Pamela [Carmen Ríos]…
PAMELA: ¡Amiga! ¡Pero, qué pasó! ¡Cálmate!
LEONELA: ¡Es la bestia! ¡La bestia quería atacarme otra vez!
PAMELA: ¿La bestia? ¿Otra vez ese hombre? ¡Hasta cuando te dejará en paz!
LEONELA: ¡No lo sé! ¡Llegué de salir con Otto, cuando de repente, me encuentro con ese hombre y quiso forzarme otra vez, pero, me escapé… y él me estaba siguiendo…
PAMELA: ¿Te estaba siguiendo?
LEONELA: ¡Si, pero, menos mal lo perdí de vista! ¡Estoy desesperada, amiga mía!
PAMELA: Tranquila… tranquila… todo está bien… ya pasó… mira, te voy a hacer un té para que relajes… siéntate ponte cómoda…
Leonela está con el cuerpo encojido del miedo, mirando, asustada, por todos lados del apartamento del apartamento. Pamela le trae el té relajante a Leonela quién se lo toma de un sorbo.
LEONELA: Tengo que regresar a casa… deben estar preocupados por mí…
PAMELA: Te acompaño. Estás nerviosa para conducir.
LEONELA: Oye Pamela, ¿Crees que debería decirle a Otto lo que me pasó con ese hombre?
Pamela está callada. No sabe qué responderle a su amiga. Entonces, toma sus pertenencias y regresan a la Mansión Ferrari.
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En el consorcio ferrari.
Andrés [Al Pacino] está en su escritorio, cuando ese momento, ingresa Ricardo [John Cusack] que luce preocupado…
ANDRES: Estoy revisando unas estadísticas de los últimos tres meses… estamos bien… ha entrado un buen flujo de ingresos en los últimos meses…
RICARDO: ¡Uf! ¡Y eso que me ha costado mucho!
ANDRES: ¿Qué estás queriendo decir?
RICARDO: Si, claro. Con tal de tener dinero para el consorcio, me he ganado muchos enemigos.
ANDRES: ¿Cómo?
RICARDO: Si, claro. Temo por mi vida. Pero, por eso, he contratado un guardaespaldas ó matón para que me proteja de mis enemigos.
ANDRES: ¿Ah, si? ¿Contrataste un matón?
RICARDO: Tú lo conoces… es Pello, el hijo de Jacinta, la criada. Para ti es fácil vivir tranquilo, después de todo, solo das la cara a los buenos acontecimientos, sin ensuciarte las manos.
Andrés solo sonríe.
ANDRES: ¡No seas dramático, Ricardo! ¡Pese a todo, ganas muy bien! ¿ Por qué mejor no te pones a trabajar?
Ricardo se retira indignado del despacho de Andrés.
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Por su parte, Pello [Paulo Quevedo] llega de la puerta trasera sorprendiendo a su madre Jacinta la criada…
PELLO: ¿Cómo está la mamita mas chula de todo Veracruz? ¡Pero, qué digo! ¡De todo México! ¡No, mejor de todo el mundo!
JACINTA: ¡Ay, hijito! ¡Me asustaste!
PELLO: Disculpe, mamita. Mire, vine a entregarle este obsequio.
JACINTA: ¿Para mí? Gracias, hijo, pero, ¿Cómo lo compraste?
PELLO: Pues, me salió un trabajito y me dieron buena “lana”… para comprarle un buen regalito a mi mamita “chula.”
En ese momento, Leonela llega a la mansión cuando de pronto, encuentra a Pello [Paulo Quevedo] regalándole un obsequio a su madre, Jacinta la criada, entregándole un obsequio, pero, prefiere guardar la compostura. La criada voltea al ver a Leonela.
JACINTA: ¡Señorita Leonela! ¿Ya llegó?
PELLO: (Quitándose el sombrero) Señorita Leonela, ¿Cómo está usted?
LEONELA: Estoy bien. Por favor, Jacinta, sírveme un juguito de Piña y me lo subes a mi cuarto. ¡Y no me pases a nadie!
JACINTA: Si, señorita Leonela. Permiso.
La hermosa Leonela sube hasta su cuarto. Pello mira a su bella jefa con ojos de desmedida fascinación, como Leonela coquetea con su larga y hermosa cabellera negra…
PELLO: ¡Uy, qué chula que está la señorita Leonela!
JACINTA: Así es… se mira pero, no se toca… la señorita Leonela no está a su nível, además se va a casar con el joven Otto.
PELLO: ¡Bah! ¡Por qué hay unos tipos con suerte!
JACINTA: Es que ese joven está a su nível…
Pello mira a Leonela con frustración.
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Por su parte, en casa de los Guerra, Ernesto [Marcelo Córdoba] está en la sala conversando con el abuelo, cuando de pronto, ingresa Luis Pablo…
LUIS PABLO: ¡Buenas! ¡Ya me voy a trabajar!
ERNESTO: ¿Estás bien, Luis Pablo?
LUIS PABLO: Si, claro, hermano. ¿Por qué debería sentirme mal?
ABUELO: Estás herido… no deberías forzar tanto… deberías descansar…
LUIS PABLO: ¡Tengo que trabajar! ¡Tengo que ganar el sustento para traer a la casa!
ERNESTO: Luis Pablo, hazle caso al abuelo, deberías descansar…
LUIS PABLO: ¡Estoy bien! ¡Ya dejen de estar preocupado por mí!
Luis Pablo se retira de la casa y se sube a su Taxi, aún adolorido, para trabajar.
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Esa noche, Leonela duerme en su cuarto, cuando de pronto, vuelve a tener visiones de cuando Luis Pablo la vuelve a atacar… la agarra con sus fuerzas y acaricia sus senos, sus caderas, y todo su hermoso cuerpo al que sin ropa lentamente y llena de besos y caricias…
LEONELA: ¡¡¡No, no!!! ¡¡¡Suélteme!!! ¡¡¡Dejenme en paz!!!
En ese momento, ella se despierta exclamando un quejumbroso gemido de dolor: ¡¡¡NOOOOOOOOOO!!!!
En ese momento, vienen sus padres y encienden la luz. Adela se sienta a su lado para tranquilizar a su hija…
ANDRES: Calma, hija, ya pasó, tuviste una pesadilla…
LEONELA: ¡¡¡Fue horrible, papá!!! ¡¡¡Fue horrible!!!
ANDRES: No te preocupes, ya todo pasó. Iré a traer agua. Permiso.
Andrés se retira, dejando solas a Leonela con su mamá.
LEONELA: ¡Mamá! ¡Volví a soñar con ese hombre! ¡Fue horrible! ¡Estoy desesperada!
ADELA: Hija, ¿Y no has pensado ir donde el psicólogo? Me recomendaron uno que podría ayudar en tu problema.
LEONELA: ¿Un psicólogo?
ADELA: Si, claro. Un poco de ayuda profesional, te podría sentir bien. Pero, no te preocupes, ya todo pasó.
En ese momento, viene Andrés con el vaso de agua y se lo sirven a Leonela. Ella se toma el agua de un solo sorbo. La madre mira preocupada a su hija. No sabe como ayudarla.
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Días después, Leonela va al psicólogo que le recomendó su mamá. Ella se siente en el diván y le comienza a contar lo sucedido al psicólogo…
PSICOLOGO: A ver, señorita… a usted la violó un desconocido que estaba borracho… entiendo su sufrir… es un trauma que será díficil de superar… pero, creo que debería aprender a superarlo continuar con su vida normalmente…
LEONELA: ¿Normalmente? ¿No ve lo que me pasó? ¡Era una mujer feliz hasta que ese hombre me quitó mi inocencia! ¡Soy una desdichada! ¡Qué hice para merecer esto!
PSICOLOGO: ¿Y su novio sabe lo que sucedió?
LEONELA: ¡No! ¡Y no sé si deba decírselo!
PSICOLOGO: ¿Por qué? ¿Qué es lo que le preocupa?
LEONELA: No lo sé… no sé si vaya a cancelar la boda al decirle la verdad… no lo sé…
PSICOLOGO: Pues, creo que usted debería decirle la verdad a su novio. Si él la quiere de verdad, entonces, él sabrá comprenderla.
Pero, la hermosa Leonela sigue todavía indecisa.
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Esa tarde, después de trabajar, Luis Pablo está en un bar tomándo unas cervezas junto con su amigo Genaro. Se escucha una canción de “Los Tigres del Norte”.
“Yo te regalaba todo/ todo lo que me pedias/ sin embargo me reclamas/ y te daba hasta mi vida/…/ Pero tu, que me has dado/ falsas promesas de amor/ pero tu, que me has dado golpes en el Corazon…” (“Golpes en el Corazón”, letra e intérprete: Los Tigres del Norte)
Luis Pablo piensa en Leonela.
GENARO: ¡Orale, carnal! ¡Qué te pasa! ¡No has tomado ningún sorbo de tu “chela”!
LUIS PABLO: No dejo de pensar en ella…
GENARO: ¡Otra vez, pensando en esa muchacha! ¡Olvídese de esa obsesión!
LUIS PABLO: ¡No! ¡No pienso olvidarme de ella! ¡Leonela es mía y lucharé con todas mis fuerzas hasta conseguir su perdón y mi amor! ¡Porque ella está metida en mi alma!
GENARO: ¡Pero, carnal! ¡Ella no lo quiere! ¡Ella es rica y usted es pobre!
LUIS PABLO: ¡Me superaré para tratar de estar en su nivel!
GENARO: ¡Ay, carnal! ¡Usted no tiene remedio! ¿Mejor por qué no brindamos?
LUIS PABLO: ¡Está bien! ¡Brindaremos… por Leonela!
Genaro no dice nada y golpean sus vasos de cervezas para brindar por ella.
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Por su parte, Leonela se encuentra en el patio de su mansión con Pamela. Ellas están tomando jugo de naranja…
PAMELA: ¿Cómo te ha ido con el psicólogo?
LEONELA: Me dijo que mi problema es dificil de superar pero, aún así, me recomienda que continúe con tu vida…
PAMELA: ¡Y eso es lo que deberías hacer! ¡La vida sigue, Leonela! ¡Animo!
LEONELA: Pamela… tengo que confesarte una cosa…
PAMELA: ¿Qué me quieres decir, amiga mía?
LEONELA: No lo sé… a pesar de mis temores… la cercanía de ese hombre… han despertado algunas emociones que no había sentido nunca en mi vida…
PAMELA: ¿Emociones? No entiendo.
LEONELA: Yo tampoco sé como explicarlo… pero, es algo tan… no sé…
PAMELA: ¿Será que en el fondo, te gusta ese muchacho?
LEONELA: ¡Por favor! ¡Ni pensarlo! ¿Yo fijarme en un hombre como Luis Pablo Guerra?
PAMELA: Lo has llamado por su nombre…
Leonela está pensativa por las palabras de su amiga.
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Mientras tanto, en casa de los Guerra, Maricaro [Rebecca Schaeffer] recibe a Ernesto [Marcelo Córdoba], su marido, pero, él está triste. La hermosa muchacha le da un beso en la boca a su marido.
MARICARO: ¡Hola, mi amor! ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás triste?
ERNESTO: Tengo algo que confesarte, Maricaro… ¿Estás sola?
MARICARO: Si, claro. Doña Caridad ha ido al Mercado un ratito.
ERNESTO: ¿Y Orlando y Luis Pablo?
MARICARO: Pues, Orlando está jugando fútbol con unos amiguitos, mientras que Luis Pablo sigue trabajando en su Taxi. Pero, ¿Qué pasa? Siéntate en el sofá.
Ernesto y Maricaro se sientan en el sofá. Ella cruza las piernas. El suspira por ella y quiere acariciar su bello rostro suave, como si fuera porcelana…
ERNESTO: Nunca me había dado cuenta lo hermosa que eres…
MARICARO: Gracias, mi amor. ¿Qué es eso lo que quieres decirme?
ERNESTO: ¡Uf! ¿Puedes servirme algo para tomar?
MARICARO: Si, claro. ¿Quieres una “Zaraza Vargas”? Hay una botella en el refrigerador…
ERNESTO: Si, claro.
Maricaro se levanta del sofá y se dirige al refrigerador para traer el refresco. Abre la botella con un destapador y le sirve en un vaso a su marido. Ernesto se saborea el refresco.
ERNESTO: ¿No te quieres servir refresco?
MARICARO: No, gracias. No tomo refrescos. Pero, ¿Qué eso lo que me quieres decir?
ERNESTO: María Carolina… mi vida… mi amor… no sé como decirte eso… pero… acabo de verme con el doctor…
MARICARO: Si, ¿Y que te dijo?
ERNESTO: Que yo… yo… soy esteril… nunca podremos ser padres…
MARICARO: ¡No puede ser! ¡Creo que deberías pedir una opinión! ¡Seguro debe haber otra manera! ¡Seguro deben haber otros tratamientos! ¡Si es por dinero, no te preocupes, tengo algunos ahorritos que podrían ayudar a pagarlos!
ERNESTO: No, es inútil. Yo nunca podré darte hijos, María Carolina. Y no hay nada que pueda hacerse al respecto.
MARICARO: Bueno, con las ilusiones que tenía en ser mamá.
ERNESTO: Entiendo si quieres dejarme… tienes derecho a rehacer tu vida con otra persona…
MARICARO: ¿Dejarte? ¡Por favor, Ernesto! ¡Yo te amo más que a nadie en mi vida! ¡Y por eso, no te voy a dejar nunca! ¡Además, hay otros métodos! ¡La adopción, por ejemplo!
ERNESTO: ¿Quieres adoptar un niño? ¡De ninguna manera!
MARICARO: Está bien. Pero, nada impedirá que nos sigamos amando como siempre.
La hermosa María Carolina junta sus labios con los de su marido y lo besa con ternura. El siente paz y tranquilidad al besar a su bella esposa. La ama tanto para abandonarla. Mientras tanto, la radio sintoniza una dulce melodía.
“Cuando camines un camino/ y una mano te salude/ te acordarás de mí…” (“Yo sé que te acordarás”, intérprete Los Brios)
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Rato después, Maricaro [Rebecca Schaeffer] se pone triste al saber que nunca podrá ser mamá. En ese momento, viene la señora Caridad llevando la canasta del mercado…
CARIDAD: ¿Qué te pasa, Maricaro? ¿Por qué estás triste?
MARICARO: ¡Snif! ¡Nada! ¡A veces me pongo nostálgica! ¿Y como le fue en el mercado?
CARIDAD: ¡Muy bien, Maricaro! ¿Sabes? Me detuve mirando la ropa para bebés y me puse a pensar en cuando tenga mis nietos… porque ya es hora que tenga mis nietos, ó mejor aún, una nietecita porque hay muchos hombres en la familia.
Maricaro se pone triste. No sabe como decirle que nunca le podrán dar un nieto ó nieta a Doña Caridad.
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Los días pasan, los preparativos siguen sobre la boda. Leonela camina por el Centro Comercial junto con Adela [Michelle Pfeiffer], su madre, y la tía Ceniel [Diane Lane]. Mientras, Luis Pablo sigue a Leonela. De pronto, Leonela siente que alguien la está siguiendo.
LEONELA: ¡Tía! ¡Siento que alguien nos está siguiendo!
CENIEL: (Volteando para todos lados) ¿Dónde? ¡No veo a nadie!
En ese momento, Leonela voltea y mira a Luis Pablo y se detiene a mirarlo. Luis Pablo mira fijamente a Leonela. Pero, ella prefiere no decir nada.
CENIEL: ¿A quién estás mirando, hija?
LEONELA: ¡A nadie! ¿Continuamos?
Ella sigue el curso de su boda. Y las tres ingresan a una tienda de vestidos de novia. La vendedora reconoce a Adela, Leonela y Ceniel y las saluda en tono fingido…
VENDEDORA: ¡Doña Adela! ¡Acabo de enterarme de la noticia! ¡Felicitaciones!
ADELA: Gracias. ¡Hemos venido para probarnos vestidos de novia!
VENDEDORA: ¡Han venido a la mejor tienda! ¡Aquí tenemos lo más reciente que nos ha llegado desde Europa!
Leonela mira alrededor de la tienda y los vestidos colgados. De repente, detiene su mirada hacia un vestido que le llamó la atención y se acerca a tocarlo…
LEONELA: Me gusta ese vestido…
VENDEDORA: ¡Buena elección! ¡Nos acabó de llegar desde Europa! Vamos al cuarto para que te lo pruebes.
Leonela acompaña a la vendedora para probarse su vestido de novia. Mientras, Ceniel conversa con Adela…
CENIEL: ¿No te dije que era lo mejor, Adela? Leonela está muy ilusionada con la boda…
ADELA: Así es. Lo único que deseo es la felicidad de mi hija y que supere este incidente.
En ese momento, viene Leonela, con el vestido de novia. Su madre y su tía se quedan impresionada de lo hermosa que está Leonela…
ADELA: ¡Estás bellísima, Leonela! ¡Pareces toda una princesa!
CENIEL: No es porque seas mi sobrina, pero, la verdad… ¡Estás lindisima!
LEONELA: Gracias, mamá… tía…
De pronto, Leonela siente un mareo.
ADELA: ¿Te pasa algo, hija?
LEONELA: No sé… fue un leve mareo…
De pronto, ante las miradas de Adela y la tía Ceniel, de pronto, Leonela se desmaya en plena tienda. La madre y la tía se asustan…
ADELA: ¡¡Leonela!! ¡¡Pronto, pronto!! ¡¡Necesitamos ayuda!!
En ese momento, ellos recuestan a Leonela en un sofá que está cerca. Después de un tiempo, logran reanimarla…
LEONELA: Pe..pero, ¿Qué pasó?
CENIEL: Te desmayaste, Leonela.
ADELA: Creo que vamos a que te vea un Doctor…
LEONELA: Ya estoy bien, mamá. Ya me siento mejor. No se preocupen.
CENIEL: Me preocupa tu estado. Es necesario que te vea un Doctor, lo antes posible.
LEONELA: No creo que sea grave… debe ser el stress de la boda…
CENIEL: Insistimos, Leonela. Creo que lo mejor es ir a un Médico para salir de dudas.
LEONELA: Está bien. Ustedes ganan. Iremos al médico.
Entonces, ellos van al consultorio del Doctor donde le receta unas pruebas. Dias después, Leonela y la tía Ceniel van al médico para saber los resultados…
LEONELA: Gracias por acompañarme al Doctor para ver los resultados… espero que no sea nada grave…
CENIEL: Eso esperamos pero, al menos, tenemos que salir de toda duda.
En ese momento, la enfermera llama a Leonela. Su tía Ceniel la acompaña. Tía y sobrina ingresan al consultorio del Doctor.
DOCTOR: Señorita Leonela, ya tenemos los resultados de los ánalisis. Siéntense.
LEONELA: ¿Tengo algo grave, Doctor?
DOCTOR: Eso lo vamos a ver…
Entonces, el Doctor abre el sobre y de inmediato, lee los resultados…
DOCTOR: A ver… a ver… muy bien… esto está muy interesante…
CENIEL: Doctor, por favor, nos inquieta la duda, ¿Qué es lo que dicen los resultados?
DOCTOR: Los resultados son concluyentes, señorita Ferrari…
LEONELA: ¿Qué es lo que quiere decirme?
DOCTOR: Qué usted está embarazada.
En ese momento, Leonela siente una fuerte impresión, como una punzada a su corazón. Ella espera un hijo de aquel hombre que le hizo tanto daño.
CONTINUARA…
renzoch- Mensajes : 1982
Fecha de inscripción : 19/07/2011
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