CAPÍTULO 019: TODO SE VA ACLARANDO

CAPÍTULO 019: TODO SE VA ACLARANDO

ENTRADA:





Ramiro se encontraba manejando el auto de Darío, de quien había robado sus llaves y la grabadora de voz en donde se encontraban varias pruebas que lo inculpaban. Ricardo se encontraba a su lado, de copiloto. Se le veía muy enfermo y cansado, su brazo continuaba sangrando y se veía bastante mal. El herido respiraba muy profundamente y miraba de reojo al hijo del fallecido Ciro, quien sólo estaba atento a ir rápidamente hacia algún hospital.

Ramiro: Ya vamos a llegar al hospital, no te preocupes – Le dice secamente –

Ricardo: ¡No! – Exclama desesperado –, vamos primero a la comisaría. Mariano está en prisión y quiero que salga en este mismo instante – Ambos se miran a la cara seriamente –. Por favor – Le ruega –

Ramiro: Está bien. Vamos a la comisaría entonces – Ramiro se dirige ahora hacia la comisaría –

Ricardo: Gracias, gracias por todo – Le dice, mirándolo –, pero no entiendo algo, ¿por qué me estás ayudando? – Le pregunta muy cuestionado –, tú ya sabes que yo… – Dice sin poder terminar. Se queda callado y cierra los ojos –

Ramiro: Lo sé, tranquilo. No te angusties ahora – Le dice y los ojos de Ramiro se llenan de lágrimas –. No puedo guardar más rencor en mi corazón, Ricardo. Ya guardé lo suficiente en el pasado. Ahora quiero hacer las cosas bien – Lo mira y le sonríe –. Además yo no amaba a Gabriela, mi vida con ella hubiera sido una desgracia…

Ricardo: Gracias – Rompe en llanto con sólo decir esa palabra –. No tengo más qué decir, ¡Gracias! – Exclama llorando –, eres una gran persona – Ramiro no puede evitar, tampoco, botar algunas lágrimas, mientras maneja rápidamente hacia la comisaría –

Comisaría:



Mariano y Fabiola se encontraban dentro de la comisaría, en la celda principal. Ambos muy cansados, ya era de madrugada y ninguno había podido dormir ni siquiera un poco. Uribe ingresa observando algo preocupado.

Mariano: ¿Sucede algo, comandante? – Pregunta al ver el rostro del policía –

Uribe: Sí, Mariano – Le dice, mirándolo fijamente a los ojos –. Es que… tu situación se ha complicado. Acaban de llegar para llevarte a la cárcel – Le dice dejándolo sumamente sorprendido –. Lo siento…

Fabiola: ¿Pero acaso no escuchó usted que Mariano es inocente? ¿Qué le pasa a la justicia en este país? Además dijeron que mañana a primera hora, ¡Ahorita es madrugada! ¿Cómo se lo van a llevar ahora? – Decía sumamente alterada, sin poder creerlo –

Uribe: Lo sé, yo soy un empleado, Señorita. Hay personas arriba que me están obligando a hacer esto, dicen que lo mejor es llevarnos al señor Mariano ahora, antes de que la prensa se entere y todo esto sea un alboroto – Mariano se levanta y va hacia el comandante. Ambos se miran con total seriedad –

Mariano: Espóseme, comandante y vamos de una vez – Fabiola va hacia Mariano y lo abraza fuertemente –. Tranquila, todo saldrá bien – Le susurra –

Fabiola: ¡No quiero que te lleven a esa cárcel! ¡Es peligrosísima! ¡No, por favor! – Exclama y empieza a llorar –

Mariano: No llores, Fabiola. Vamos a salir adelante, te lo aseguro – Uribe esposa a Mariano, quien intenta ser lo más fuerte que puede y no llorar, aunque sus ojos vidriosos delataban un profundo dolor –

Uribe: Vamos, Mariano – Uribe sale llevando a Mariano –

Fabiola: ¡No! ¡No, por favor! ¡No se lo lleven! – Fabiola sale de la celda también –

Escuchar música incidental:



A las afueras de la comisaría, se encontraba un carro de policía. Las sirenas rojas del auto despertaban un aire de desesperanza. Mariano y el comandante caminaban lentamente hacia esas luces. Fabiola iba a lado de ellos, llorando, tomando del brazo desesperada a Uribe para que no se llevara a su novio. Todo se tornaba lento en ese instante. Unos policías van y retienen a Fabiola para que se tranquilizara, sin embargo es imposible. Ella llora y grita. El rostro de Mariano denotaba una total tristeza.

Fabiola: ¡No! ¡Mi amor! – Grita llorando –, no me lo quiten, por favor… ¡Él no es ningún asesino!

En ese instante un carro llega estrepitosamente y se estaciona, de aquel baja rápidamente Ramiro, sorprendiendo a absolutamente todos. Antes de ir a hablar con el comandante, el hermano de Juan va hacia la puerta de copiloto y abre para ayudar bajar a Ricardo. Todos se impresionan al verlo.



Mariano: ¡Ricardo! ¡Pero qué le ha pasado! – Grita muy angustiado –

Ramiro: Suelten a Mariano, tenemos las pruebas de que él es inocente – Uribe queda impresionado al escuchar a Ramiro –

Uribe: ¿De qué pruebas está hablando? – Pregunta –

Ramiro: Escúchelo usted mismo – Le dice y saca la grabadora de voz –. El asesino dejó en esta grabadora todo lo que ha hecho…

Uribe: ¡Nos detenemos entonces! – Grita Uribe y toma la grabadora –. El señor Mariano Bustamante permanecerá en esta comisaría hasta que yo pueda escuchar lo grabado aquí, ¡Vamos todos adentro! – En ese instante Ricardo cae desmayado, dejando perplejos a todos –

Mariano: ¡Ricardo! – Mariano corre hacia su hermano y se agacha para verlo –, ¡Llamen a una ambulancia! ¡Llamen ya! – Grita llorando –

Minutos después…



Mariano, Fabiola y Ramiro se encontraban dentro de la celda, a la espera de un comunicado del comandante. Ricardo ya había sido transportado hacia un hospital.  Los tres estaban impacientes y algo preocupados.

Mariano: ¿Cómo así te enteraste que mi hermano mató a mi esposa? – Le pregunta dejando sorprendido a Ramiro –

Ramiro: ¿Tu hermano? No, Mariano. Estás equivocado – Dejando muy intrigados a Mariano y Fabiola –. Tu hermano no mató a la que fue tu esposa.

Mariano: ¿Entonces quién? – Mariano se arrebata y toma de la camisa a Ramiro –, ¿Quién la mató? – Ramiro no responde –, ¿Quién fue? ¡Dímelo de una vez!

Ramiro: Fue Darío – Le dice, dejándolo totalmente sorprendido. Fabiola tampoco podía creerlo –. Es una larga historia. El comandante seguro te lo logrará explicar mejor…

Mariano: No, es que no puedo creerlo – Le dice anonadado –, ¿Darío? ¿Estamos hablando del mismo Darío de la empresa?

Ramiro: Sí, él – Le dice y agacha la cabeza –. Nos engañó a todos. Todo el tiempo – Les dice y sus ojos se llenan de lágrimas –. También asesinó a Esteban – Dice dejando todavía más sorprendida a Fabiola – y a Mayra – Esto rompe totalmente a Fabiola como si fuera un frágil y delicado cristal –

Fabiola: ¿A Mayra? ¿Cómo que mató a Mayra? – Pregunta y llora –, ¡No! ¡A ella no! ¡No puede ser! – Mariano la abraza, intentando tranquilizarla –



En ese instante aparece el comandante Uribe, quien observa a todos un tanto preocupado. Mariano, Fabiola y Ramiro lo miran a la expectativa. Todo se tornaba gris…

Hospital:



Ricardo se encontraba ingresando a emergencias. Su brazo estaba realmente destrozado y él ardía en fiebre. Corría riesgo de morir si no se operaba al instante. Unos doctores transportaban al hermano de Mariano en una camilla, mientras el susurraba el nombre de Gabriela.

Ricardo: Avísenle a Gabriela, está en este hospital… Gabriela, Gabriela – Susurraba el hombre, casi moribundo –

Y fue así que uno de los doctores fue hasta el cuarto de Gabriela y le informó del mal estado de salud de Ricardo. Gabriela se encontraba muy apenada, sentía que todo era su culpa, ahora amaba más que nunca a Ricardo y quería estar siempre a su lado.

Gabriela: ¡Ay, Dios! ¡Por favor sálvalo! – Decía desde su cama, intentando contener el llanto –. Sálvalo, mi bebé y yo lo necesitamos… Lo necesitamos con nosotros.

Casa deshabitada:

Escuchar soundtrack "Traición":





Varios policías llegan a la casa deshabitada de Darío. Todos estos con arma en mano entran en todos y cada uno de los cuartos. Sorprendiéndose al encontrar el cuerpo muerto de Esteban Valenzuela.

Policía: El viejo está muerto – Dice, tomando el rostro de Esteban –. ¿Encontraron al asesino?

Nadie había encontrado hasta ahora el cuerpo de Darío, ¿Habrá escapado? En ese instante se ve como la casa explota con los policías dentro. El cuerpo de Esteban explotó junto a ellos.

Casa de Vladimir:



Darío se encontraba riendo, tirado en uno de los sofás de la sucia, pestilente y pequeña casa de su buen amigo y cómplice Vladimir. El asesino se tomaba el estómago, el cual se encontraba sangrando demasiado.

Darío: ¡Ahorita esos estúpidos deben estar muertos! Policías imbéciles, nunca podrán atraparme. La bomba ya debe haber explotado – Empieza a reír y luego grita –, ¡Vladimir! ¡Me estoy muriendo! Maldito Ramiro, me las vas a pagar…

Los ojos de Darío se van cerrando lentamente, sus manos dejan de moverse. Un mágico aire hace que los cabellos del asesino se muevan, sin embargo él ya no podía hacerlo. Vladimir llega a casa junto a un doctor clandestino. Ambos se sorprenden al ver a Darío ya sin poder moverse.

Vladimir: ¡Líder! ¡Líder! ¡Líder, no! ¡No! – Grita Vladimir, mientras empieza a darle palmadas en la mejilla –

Comandancia de policía:



Uribe les sonríe a los tres y ellos respiran aliviados. Al parecer se trataba de buenas noticias.

Uribe: He escuchado y efectivamente, Darío Cardoso es el asesino. Ese hombre está desquiciado, esperemos ya mis hombres lo hayan encontrado – El celular de Uribe suena –. Seguro son ellos…

Mariano: ¡Gracias a Dios esto se ha resuelto! ¡Por fin! ¡Después de tanto tiempo! – Mariano y Fabiola se abrazan muy tiernos. Ramiro los observa con algo de tristeza –

Ramiro: Darío tiene que pagar por todo lo que hizo. Él está enfermo, tiene algo mal en la cabeza – En ese instante escuchan a Uribe gritar y todos se asustan –

Uribe: ¿Pero cómo ha podido suceder eso? ¿La casa explotó? – Ramiro, Mariano y Fabiola quedan sorprendidos – ¿Y el asesino estaba adentro? – Pregunta –. Entonces me dices que antes que explotara te informaron que no encontraron a nadie…

Ramiro: ¡No puede ser! ¡Maldita sea! Escapó, ¡Ha escapado! Tenemos que ir rápidamente al hospital, ¡Estoy seguro que ese sujeto querrá matar a Ricardo y también al bebé! – Ramiro sale rápidamente de la celda –

Mariano: Nosotros también tenemos que ir – Uribe detiene a Mariano y cuelga el teléfono –

Uribe: Usted espere, señor Mariano. Antes debe escuchar lo que dice esa grabadora – Mariano y Fabiola se miran a la cara, algo preocupados –. Síganme a la oficina, por favor…

Departamento de Darío:



Otros policías llegaron e irrumpieron dentro del departamento del asesino. Al llegar pudieron ver todo tranquilo, sin embargo al entrar al cuarto la imagen era realmente espeluznante. El cuerpo de Mayra ya había empezado a oler mal. La sangre estaba chorreando por toda la cama. La mujer se encontraba totalmente desfigurada. Se ve el alma de Mayra llorar al lado de su cuerpo, como si no pudiera creer lo que había sucedido y arrepintiéndose de haberle dado una oportunidad a ese asesino…

Hospital:



Gabriela se encontraba con los ojos cerrados, llorando y pidiéndole a Dios que por favor ayudara a Ricardo a que se salve. Ella se había dado cuenta que era él a quien verdaderamente amaba y con quien quería tener una familia, al lado de su bebé.

Gabriela: Por favor, Dios. Yo sé que he cometido errores, pero ayúdalo a él. Tú sabes que no es una mala persona – Gabriela derrama algunas lágrimas y en ese instante aparece Ramiro –, ¿tú? ¿Qué haces aquí? ¿Qué quieres conmigo? Fuiste tú, ¿verdad? ¡Fuiste tú quien quiso matar a Ricardo! – Le reprochó totalmente amargada –

Ramiro: Tranquilízate – Le dice y respira profundo –. Yo no intenté hacerle nada, más bien yo lo salvé – Gabriela queda sorprendida al escucharlo –. Ricardo fue secuestrado por un asesino loco llamado Darío que ha asesinado a muchas personas, al parecer él y Ricardo tenían una cuenta pendiente desde hace mucho…

Gabriela: No puedo creerlo, Dios mío – Dice, totalmente mortificada –, pero esto parece una pesadilla…

Ramiro: Por eso he venido hasta acá, Gabriela – Ramiro se acerca a ella y la toma de las manos –. Yo sé que tú has cometido errores, ¿y sabes algo? Yo también – Le sonríe. Ella, con lágrimas en los ojos, lo abraza tiernamente –. Sé feliz con Ricardo. Yo pienso ayudarlos y por eso estoy aquí. El loco ese aún no es atrapado…

Gabriela: ¿Qué? – Pregunta totalmente alterada y casi entrando en una crisis –, ¿Cómo que no lo han atrapado? ¿Eso quiere decir que corremos peligro? ¿Y mi bebé?

Ramiro: Tranquila, ya todos lo están buscando. Ese sujeto no les va a poner ni un solo dedo encima, ¡Eso te lo prometo! – Le dice totalmente seguro de sí mismo y es así que Gabriela lo vuelve a abrazar –

Comandancia de policía:



Mariano y Fabiola se encontraban dentro de la oficina del comandante. La pareja había terminado de escuchar lo que Darío hablaba en la grabadora de voz. Era realmente escalofriante. Ambos estaban conmocionados.

Mariano: Simplemente no puedo creerlo, comandante. No puedo – Dice con la voz quebrada –, ¿y por qué lo hizo? – Pregunta y rompe en llanto para luego gritar desesperado –, ¡¿Por qué mató a mi mujer?! ¡Maldito!

Fabiola: Mi amor, tranquilízate – Le dice, muy tierno, y lo toma de los brazos –

Uribe: Aún no sabemos cuáles fueron los motivos, pero quiero que vean algo – El comandante saca un cd, el cual coloca en su computadora –. Acérquense, por favor…

Mariano y Fabiola se acercan, ven en la pantalla y ambos se sorprenden al ver al primer esposo de Cecilia, quien había dejado un vídeo desde hace mucho para que algún día lo vean y sepan su verdad.



“Hola, ¿Cómo están? Mi nombre es Javier Salazar. Estoy seguro que ya han aclarado el crimen de Cecilia, me alegra… Yo fui su primer esposo y la amé, ¡Siempre la amé! Yo nunca quise que lo nuestro terminara – Javier se quiebra en el vídeo –, la amaba con toda mi alma… Pero tenía que dejarla, tenía que hacer que ella se separara de mí. Me estaban amenazando, había metido preso a unos narcotraficantes y supongo que luego sus amigos que estaban afuera decidieron hacerme pagar… Yo hubiera querido seguir a su lado para toda la vida. Pero es así, sólo quería que todos los demás lo sepan. Que sepan que yo amé de verdad a Cecilia y que no fui un patán, que realmente fui un héroe que se tuvo que sacrificar por ella. Me sacrifiqué en vano – Rompe en llanto –, ¡maldita sea! Señora Diana apague esa cámara. No puedo más – Le dice a la madre de Cecilia –“

Mariano miraba totalmente sorprendido y con lágrimas en los ojos. Fabiola abraza fuertemente a su novio para intentar darle fuerzas. Uribe mira totalmente apenado.

Uribe: Encontramos ese vídeo hace un rato en casa de Javier – Les dice con voz susurrada y cansada por este día tan largo –

Mariano: Con razón la señora Diana me aborrecía tanto – Dice y caen lágrimas –. Pobre tipo, fue una víctima más…

Uribe: Y tal vez de la misma persona, Señor Mariano – Le dice y lo deja sorprendido –

Mariano: ¿Darío? ¿Qué tendría que ver él en esto? – Pregunta sumamente intrigado –

Uribe: Hice algunas averiguaciones y… Mire, esos narcotraficantes que Javier detuvo parecían ser importantes en esas épocas, pero años después nos enteramos que ellos realmente no eran narcotraficantes y que se habían dejado inculpar simplemente – Mariano se sorprende –. Esto quiere decir que alguien tenía un gran plan para que Javier decidiera separarse de Cecilia por temor…

Mariano y Fabiola se miran fijamente, sin poder creer lo que estaban escuchando.

Casa de Vladimir:



Darío se encontraba ya más recuperado, aunque aún algo adolorido. El doctor explicaba que la bala no había chocado con órganos vitales y que, por suerte, el asesino estaría completamente curado en un par de días.

Darío: Gracias, doctor – Dice y sonríe, luego mira a Vladimir fijamente –. Vladimir necesito que me ayudes en algo muy importante – Le dice mirándolo fijamente –

Vladimir: Lo que usted quiera, mi líder – Dice, intento complacerlo –

Darío: Necesito que vayas y averigües qué está sucediendo con esos imbéciles. Seguro deben estar en el mismo hospital donde estaba internada Gabriela – Dice, muy pensativo –. Ve y si puedes matar alguno, hazlo sin piedad y sin pensarlo dos veces – Ambos se miran y sonríen –

Hospital:



Mariano, Fabiola y Ramiro se encontraban en los pasillos del hospital. Los tres esperaban ver lo que el doctor les tendría que decir. A lo lejos se puede observar a Vladimir, quien se ocultaba gracias a una gorra y lentes oscuros que tapaban su rostro. Ramiro lo conocía y él podía reconocerlo ante todos.

Doctor: Familiares del Señor Ricardo Bustamante – Mariano va hacia el doctor y lo mira fijamente. Fabiola va con él y Ramiro se queda mirando desde la esquina. Vladimir intenta acercarse, necesitaba escuchar lo que el doctor iba a decir –

Mariano: Soy su hermano, dígame – Le dice preocupado –

Doctor: Tenemos una noticia buena y una mala – Mariano no sabe si sentirse aliviado en ese momento –

Mariano: ¿De qué se trata, doctor? – Pregunta –

Doctor: La buena es que su hermano ya se encuentra fuera de peligro – Mariano y Fabiola sonríen, felices y se dan un beso – y la mala, señor – Dice interrumpiéndolos y estos dos se miran a la cara, nuevamente preocupados –, es que… su hermano perdió el brazo – La pareja queda sorprendida, Ramiro tampoco puede creerlo. Vladimir, quien ha logrado escuchar desde su escondite sonríe –

Escuchar música incidental "Adagio triste":



Una hora después…



Mariano se encontraba dentro de la habitación de su hermano. Ricardo estaba despierto, ya sin brazo. Miraba a la nada, sumamente deprimido y cansado. Mariano le acaricia el rostro y este lo mira fijamente.

Ricardo: Me merezco esto, Mariano. Me lo merezco – Dice y voltea la mirada –

Mariano: Claro que no, ¡esto te lo hizo un loco desgraciado! – Le dice, bastante furioso –

Ricardo: Perdóname, hermano – Le dice, dejándolo sumamente sorprendido –. Fui un estúpido… Nunca me quise dar cuenta que Cecilia te amaba a ti – Intenta levantarse, pero se queja del dolor –. Maldita sea…

Mariano: Quédate echado, por favor. Ya no hables – Le sugiere tiernamente –

Ricardo: No, déjame hablar por favor – Le ruega –. Yo una vez les hice algo terrible a ustedes – Le dice, sintiendo tanta culpa –. Algo de lo que ahora me arrepiento…

Mariano: ¿Qué fue eso? – Le pregunta –

Ricardo: Yo mandé a que unos tipos los asaltaran. Tú sabes que el León es mi amigo y él no anda por un muy buen camino que digamos… – Le dice, aun quejándose por el dolor –

Mariano: Sí, lo sé – Le dice y le sonríe –

Ricardo: ¿Y no estás molesto? Les asaltaron en la calle y les quitaron todo. Incluso a ti te golpearon un poco – Mariano empieza a reír, dejando sorprendido a Ricardo –

Mariano: No estoy molesto, tenías mucho odio en el corazón, Ricardo, pero ahora se va a cambiar, ¿verdad? Ahora seremos un par de buenos hermanos – Ambos se sonríen. Mariano abraza a Ricardo y este se conmociona demasiado –



En los pasillos del hospital se encontraban Ramiro y Fabiola, ambos se miraban, pero no hablaban. Algo les impedía dirigirse la palabra, sin embargo el hijo de la fallecida Catalina decide romper el hielo.

Ramiro: ¿Cómo estás? – Le pregunta y se acerca bastante a ella –

Fabiola: Creo que a partir de ahora estaré mejor – Dice y sonríe –. Las cosas van a mejorar. Hemos perdido mucho, pero llegó la hora de ganar…

Ramiro: Así será – Le dice y la toma de la mano –, Fabiola, yo te quiero – La mujer queda sorprendida al escucharlo –, yo sé que tú amas a Mariano y por eso he decidido irme… – Fabiola agacha la mirada, no podía ver a los ojos a Ramiro. Quedan en silencio –, ¿no piensas decirme nada? – Le pregunta y eso rompe su corazón –

Fabiola: ¿Qué te puedo decir, Ramiro? – Le pregunta –. Tal vez sí sea lo mejor para todos – Ramiro cierra sus ojos y acerca su rostro al de ella. Fabiola también cierra los ojos, sin embargo rápidamente se aleja –. No puedo… lo siento…

Ramiro: En un par de días me iré. Espero que nos podamos despedir – Ramiro se va rápidamente del hospital, mientras que Mariano sale de la habitación y ve fijamente a Fabiola, se acerca a ella y la abraza tiernamente –



Ramiro se encontraba a las afueras del hospital. Ingresa a su carro y empieza a manejar. A lo lejos se ve a Vladimir en un auto, este decide seguirlo.

Catorce horas después…



Mariano y Fabiola despertaban juntos. Los dos abrazados, se sonríen tiernamente. La paz estaba empezando a llegar a sus vidas y todo se iba aclarando poco a poco.

Mariano: Me encanta levantarme contigo… Aunque ya es tarde, es que nos dormimos casi a las siete de la mañana – Fabiola le acaricia el rostro y le sonríe –

Fabiola: Mariano, te amo – Le dice y empieza a reír –. De verdad te amo – Mariano sonríe, totalmente feliz al escucharla –. Quiero contarte algo… – Le dice –

Mariano: Dime, con toda confianza…

Fabiola: Ramiro me ha dicho que me quiere – Le dice y el rostro sonriente de su novio desaparece –, me lo dijo dos veces ayer. Una en la cantina donde lo encontré y otra en el hospital…

Mariano: ¿Y tú qué piensas? – Le pregunta algo inseguro –

Fabiola: Ay, Mariano, yo pienso que te amo a ti y sólo a ti. A Ramiro es imposible. Es un buen hombre, pero yo al que amo es a ti. Me imagino a los dos juntos para siempre – Mariano se emociona al escucharla y la besa con gran pasión –

Cárcel:



Ramiro se encontraba en una celda, estaba vestido en terno, toda la mañana había estado viendo todo el tema de su viaje. Sin embargo llegó a esa celda tras el llamado de Uribe, quien le pidió que viniera por el llamado de alguien.

Ramiro: Me sorprende que quieras verme – Le dice –, ¿para qué soy bueno? – Le pregunta –

Bárbara: Quería pedirte perdón – Era Bárbara a la que Ramiro había ido a visitar –, perdón por haberle hecho eso a tu hermano…

Ramiro: ¿Sabes por qué vine? Cuando el comandante me llamó, me dijo que tú le confesaste ser hija de Esteban – Bárbara agacha su mirada y algunas lágrimas caen –

Bárbara: Él es mi padre y me duele tanto que haya muerto – Ramiro logra conmoverse, va hacia ella y la abraza –

Ramiro: Yo también lo quise mucho y en memoria a Esteban, yo te perdono Bárbara – Le dice y ella también lo abraza fuertemente –. Además yo he guardado rencor tanto tiempo por mi hermano…

Bárbara: No lo hagas. Lo peor que podemos hacer es guardarles rencor a nuestros hermanos – Le dice y él la mira fijamente –. Por culpa de ello yo estoy aquí, encerrada…

Ramiro: Espero que la condena no sea tan grande, Bárbara. Yo prometo ayudarte – Ramiro le acaricia el rostro y le sonríe, luego se dirige hacia la reja para salir –

Bárbara: Espera un momento – Le dice y lo retiene –. Estaré muchos años en la cárcel, muchísimos… Cuando salga ya seré una vieja – Ramiro voltea y la mira a la cara –. Quiero pedirte un favor…

Ramiro: Claro, lo que tú quieras – Le dice mirándola a los ojos, intentando entenderla –

Bárbara: Quiero que me beses – Ramiro queda totalmente sorprendido –. No podré besar a nadie en mucho tiempo, ¡Estaré encerrada y cuando salga nadie querrá hacerlo! – Ramiro se conmueve demasiado al escucharla –. Entendería que no quieras hacerlo, yo soy…

Ramiro: ¡Shhhh! – La interrumpe y camina hacia ella. Ramiro llega a estar muy cerca de la hermana de Fabiola. Le acaricia el rostro, el cabello y luego junta su boca con la de ella. Ambos se tornan en un beso lleno de pasión, dolor y ternura –

Hospital:



Ricardo se encontraba echado en su cama, el bebé, su hijo recién nacido, se encontraba a su lado. El tullido hombre estaba totalmente emocionado de poder tener con él a su primogénito. Gabriela estaba parada a lado de él y observaba con mucha ternura.

Gabriela: Se parece mucho a ti – Le dice y sonríe –

Ricardo: ¿Sí, verdad? – Pregunta sumamente emocionado –. Pero la belleza es tuya, sin duda – Gabriela mira bastante enamorada –. Gabriela, yo…

Gabriela: Tú no debes hablar – Le dice interrumpiéndolo –. Estás enfermo, no quiero explicaciones, no quiero nada ahorita. Lo único que quiero es que estés bien – Gabriela empieza a acariciar el cabello del hermano de Mariano –

Ricardo: Te amo – Le dice por fin –. Te amo y quiero que seamos una familia, ¡los tres! Eres la mujer de mi vida, Gaby. Lo eres – Gabriela se conmueve hasta las lágrimas y lo besa apasionadamente –

Gabriela: Y tú eres el hombre de mi vida – Ambos continuaban dándose besos –, perdóname por haber sido tan tonta… Tú y yo debimos estar juntos siempre.

Ricardo: Te juro que a pesar de no tener brazo, los voy a sacar a los dos adelante, ¡Te lo juro! – Gabriela lo abraza y vuelve a besarlo –

Gabriela: Eso no importa, ¡Lo que importa es que ahora sí estamos juntos! – Ambos ríen y se besan apasionadamente –

En ese instante un doctor ingresa al cuarto y se acerca a la pareja. Ambos algo avergonzados por el beso que se estaban dando, miran al hombre.

Ricardo: Doctor, disculpe estas muestras de cariño – Dice y empieza a reír –, ¿ya me toca alguna medicina?

Escuchar música incidental "Peligro":





Vladimir: No, pero me tengo que llevar al bebé…

El doctor era Vladimir, quien se encontraba disfrazado. Ricardo logra darse cuenta de todo y empieza a gritar, sin embargo el hombre actúa al instante, golpeando a Gabriela y a él con una furia atroz que los dejó desmayados rápidamente.

Vladimir: Ahora sí, bebé. Tú y yo nos vamos de acá…

El hombre toma al bebé entre sus brazos, le da un beso en la mejilla y sale del cuarto, dejando a la pareja desmayada.

Calle:

Escuchar canción "Perdón":





Ramiro se encontraba manejando su automóvil, estaba al lado de una mujer. En ese instante estaciona el carro en una calle y la mira fijamente a los ojos.

Ramiro: Esta es nuestra despedida – Le dice, totalmente cabizbajo –. Mañana me voy…

Fabiola: ¿Y a dónde te irás? – Pregunta Fabiola, muy triste –

Ramiro: Lejos, sólo eso te puedo decir – Fabiola queda callada y Ramiro no aguanta más, se acerca y le da un beso. La mujer lo empuja –, ¡Ay, Fabiola! Por favor, es que… Yo te quiero…

Fabiola: Lo siento, Ramiro, yo de verdad amo a Mariano, ¡De verdad me he dado cuenta que sí lo amo! – Ramiro queda sorprendido al escuchar lo que ella le dice –

Ramiro: Está bien, fue mi último intento – Ramiro toma de la mano a Fabiola. De sus ojos caen lágrimas –. Te quiero y deseo que seas feliz, que seas la mujer más feliz del mundo…

Fabiola: Ramiro, yo también te deseo lo mismo – Dice y su voz se quiebra –

Ramiro: Tú no llores, tú no… – Le limpia las lágrimas e intenta fingir una sonrisa –. Eres una mujer maravillosa, te mereces todo lo mejor. Estoy seguro que tú harás a Mariano el hombre más feliz del mundo – Fabiola abraza a Ramiro y ambos nuevamente se ven fijamente a la cara. Sus respiraciones estaban muy cercanas –

Fabiola: Ramiro…

En ese instante Fabiola logra ver a Darío por la ventana, este les sonreía y tenía un arma en mano.

Fabiola: ¡Dios mío! – En ese instante Darío rompe la ventana del carro y apunta con el arma a la cabeza de Ramiro –



CONTINUARÁ…

SALIDA: