Capitulo 28: Anibal se entera sobre su origen

Mansión Díaz Castro.
En la biblioteca, Doña Victoria entra para platicar con su hijo Aníbal quien estaba sentado en el sillón, volteado hacía la ventana.
DOÑA VICTORIA : ¡Hijo!
ANIBAL : (se voltea con el sillón) ¡Cuentame mamá!
VICTORIA : Necesito contarte algo antes de que te enteres por bocas ajenas.
ANIBAL : ¿Qué pasa, mamá? ¡Cuentame!
VICTORIA : Me hubiera gustado que tu hermano Rodolfo esté presente, pero ni modo… (suspira) Se trata sobre su origen… No quiero que después de esto me odien, ni me guarden rencor…
ANIBAL : Cláro, mamá, pero dejate de rodeos! ¡Habla claro!
VICTORIA : Hijo… (suspira) el padre de ustedes dos, de ti y de Rodolfo, no es Delfino!
ANIBAL : ¿¿Qué?? Pero… ¿cómo viene eso, mamá? ¿Quién es nuestro padre entonces?
VICTORIA : Sí… cuando me case con vuestro padre estaba embarazada de César. Su padre se llama César Suarez Gonzalez.
ANIBAL : ¿¿Qué?? ¿César Suarez? El padre del abogaducho ese? Y para que nos diste esperanzas de que podríamos heredar al viejo Delfino? Ahora me doy cuenta porqué prefirió y dejó su herencia a esos dos! Nosotros dos no le importamos ni tantito. Mamá, dame la dirección o el telefóno de mi papá!
VICTORIA : No conozco su dirección, hijo!
ANIBAL: Voy a llamar a Marcos! (coje el celular)Y este señor ¿qué onda? Tiene esposa? {Pensamiento : Ahora resulta que compartiré herencia además del bueno para nada de Rodolfo, también con Marcos… }
VICTORIA : No conozco ni me interesa volver con él, así que su vida personal no tiene importancia para mí.
ANIBAL : (deja el celular) ¡Ya vuelvo mamá!
(Aníbal se va.)
VICTORIA : ¡Cuidate hijo!



* * *
En la cárcel.
Marcos, acompañado por Susana, vienen a ver a Saúl.
En la celda de visitas.
MARCOS : Él es mi hermano Saúl!
SUSANA: Encantada! Susana Anderson. Desde hoy voy a ser tu abogada defensora.
(Susana lo dijo mientras lo miraba de arriba abajo y le sonreía.)
SAUL : El gusto es mío. (le sonríe también)
SUSANA : {Pensamiento : ¡Que hombre tan atractivo! Será un placer convertirme en su abogada. Y hasta más!}
(Susana se muerde el labio sonriendo y mirandolo con lujuría.)
MARCOS : Así es, hermano. Ya te voy a contar el porqué de esta acción.
SAUL : Cláro ¡cuentame! (le sonríe a Susana)
(Todos se sienten. Marcos le cuenta la verdad.)



* * *
Empresa Díaz Castro.
Diana viene a visitar a Reynaldo para pedirle cuentas y allí se topa con Cristal quién estaba muy íntima con él. Reynaldo estaba sentado mientras Cristal lo acarisiaba.
CRISTAL : Mi amor ¿por qué no vamos a comprarle ropita al bebé?
REYNALDO : ¿Al bebé? ¿Qué bebé?
CRISTAL: Sí… (le coje la mano y la pone en su vientre) Estoy esperando un bebé, mi amor. Un bebé tuyo y mío, mi amor. (lo besa)
(En ese momento entra Diana.)
DIANA : Perdón, no sabía que estaba ocupado.
REYNALDO: (se levanta) No, no lo estoy!
(Pero tarde, porqué Diana ya se había ido.)
REYNALDO : ¡Diana! (va detras de ella)
CRISTAL : (lo sigue hasta que sale del despacho) ¡Deja ir a esa marginal!
REYNALDO : ¡Sueltame! (va detras de Diana)

En el elevador.
REYNALDO : ¡Diana! (el elevador se cierra, pero Reynaldo logra entrar) Por poco se me cierre en la naríz ¿no? Jeje … Diana… no es lo que tú crees…
DIANA: Ah ¿no? ¡Entonces es peor! Jugaste con las dos! Embarazaste a Cristal. (se le escapa unas lágrimas)
REYNALDO : ¡Te juro que núnca toqué a Cristal!
DIANA : ¡No seas cínico! ¡Ten la hombría de asumir la responsabilidad de tus actos!
REYNALDO : Te juro que núnca la toqué! ¡Te lo juro! Creeme, mi amor! (bota unas lágrimas) ¡Mírame a los ojos, mi amor! Me tienes que creer!
(El elevador llega a la planta baja. Las puertas se abren y Diana sale. Reynaldo trata de retenerla.)
DIANA: ¡Sueltame! ¡Núnca más me vuelvas a tocar!
(Diana se va. Reynaldo queda llorando.)
REYNALDO: (pegandole en la pared) ¡Maldita sea!

* * *
En la cárcel. En la sala de visitas.
SAUL : ¿Cómo que te estás muriendo? Eso no puede ser, hermano! Debe haber algun tratamiento, hoy la ciencia está muy avanzada.
MARCOS : ¡No, hermano! Es algo definitivo! Solo le pido a Dios que me de tiempo para sacarte de este lugar! Pero si me muero, confía en Susana, porfavor! Ella y yo fuimos muy amigos en la universidad.
SAUL : No hables de muerte, hermano! Tú no te puedes morir! No te puedes morir!

* * *
Casa de Diana.
Diana entra por la puerta llorando. Sofía sale del cuarto para hablar con ella.
SOFIA : ¿Qué pasó hermana? ¿Qué tienes?
DIANA : (llorando) Los hombres son unos canijos desgraciados. Odio a Reynaldo con todas mis fuerzas! (gritando, llorando) ¡Lo odio!
SOFIA: Pero ¿qué te hizo hermana?
DIANA: Te parece poco embarazar a Cristal también? Si lo hizo ¡que le aproveche! No lo quiero volver a ver en mi vida! Todos los hombres están hechos de la misma madera.
SOFIA : (la abraza) ¡Ya hermana! Ya econtrarás al hombre que te hará muy felíz!
DIANA : ¡Noo! (se borra las lágrimas) Ningún hombre merece que llore por él!
SOFIA : Así es. Pero verás que no todos son como Reynaldo.

* * *
En la cárcel.
MARCOS : ¡Gracías hermano!
(Los dos se abrazan.)
MARCOS : Te dejo con Susana para que te ponga al tanto.
(Marcos se va.)
SAUL : ¡Adiós! ¡Cuidate hermano!
SUSANA : (vuelve a sentarse) A ver ¡cuentame con detalles todo lo sucedido aquella noche porfavor! ¿Hubo algún testigo?
SAUL: No sé…. no presté atención para ver si hubo algún testigo.
SUSANA: Debió haber alguien que haya visto todo y esté en nuestra ventaja. Eso es lo único que te puede sacar de esta pocilga! {Pensamiento : Y entonces serás mío! Completamente mío!}

* * *
Departamento de Cristal.
Aníbal la visita. En el salón, Aníbal está sentado en el sofá tomando whisky, mientras Cristal se sirve y viene a sentarse a su lado.
ANIBAL : Mi madre me acaba de revelar un secreto.
CRISTAL : ¿Qué secreto?
ANIBAL : Delfino no éra mi padre…
CRISTAL : ¿¿Qué??
ANIBAL : Rodolfo y yo somos hijos de un tal César Suarez Gonzalez.
CRISTAL : ¿De verdad? Se dice que este César tiene más dinero que todos.
ANIBAL : (la mira) Entonces… (la jala encima suyo y la besa) todo ese dinero va a ser mío!
CRISTAL : (se separa) ¡No! Esta vez no puedo. Por cierto, no deberías de ser tan confiado. El tal César siempre fue un Don Juan y quién sabe si no sale algún hijo suyo de por allí a reclamar lo que le pertenece.
ANIBAL : ¿Qué? No me digas que es por Reynaldo? Y por lo otro ¡no te preocupes! Que lo mando al otro mundo en un instante! Te olvidas de lo que soy capáz?
CRISTAL : ¡Cláro que no, cariño! No es eso… estuve recordando la muerte de ese imbécil de Agustín y estoy segura que ví un pordiosero borracho viendo cuando disparamos. Y si anotó las placas del coche, nos jodimos!
ANIBAL : ¡No te preocupes! Le damos un buen dinero para que calle y estamos arreglados.
CRISTAL : Tenemos que encontrarlo ya! Porqué si antes alguien más le hace una oferta mejor, nos jodimos!
ANIBAL : ¡No te preocupes, belleza! Yo me encargo!
(Aníbal la jala encima suyo y la besa. Cristal le sigue.)